Mundo ficciónIniciar sesiónPasé los dedos por las sienes y respiré hondo. Era demasiado para que una sola mente lo soportara.
De repente, sonó el teléfono de la recepción y contesté casi en automático.
—¿Sí?
La voz de la recepcionista, Yana, sonó un poco nerviosa.
—Señor, hay una mujer aquí insistiendo en que necesita hablar con usted.
Mi primera reacción fue cortarlo ahí mismo.
—Dile que no puedo atenderla ahora, que pida cita.
Pero antes de que pudiera responder, escuché un ruido al fondo y otra voz tomó el tel







