Mundo ficciónIniciar sesiónEntramos en el restaurante y enseguida sentí esa nostalgia apretándome el pecho. Era imposible no sonreír. El lugar seguía con la misma esencia y ese olor inconfundible a marisco mezclado con especias frescas.
Lucas caminaba a mi lado con los ojos bien abiertos, mirando todo como si estuviera alucinando. Me reí bajito, encontrando su reacción adorable.
Diogo se inclinó hacia mí, curioso.
— ¿Cómo conocías este sitio?
Le miré y no pude evitar sonreír.
— Trabajé aquí.
Él alzó una ceja, sorprendido.
— ¿En serio?







