Capítulo 3 - Larissa
(Larissa)

Estaba en la empresa, terminando una parte del boceto del diseño del empaque de la crema, cuando mi celular sonó con una llamada. Miré la pantalla, viendo el número desconocido.

—¿Aló? —Esperé que respondiera, pero la línea continuó muda—. ¿Aló? Si no dices nada, voy a colgar.

—¿Crees que él será tuyo para siempre?

Fruncí el ceño, pero la línea se quedó muda otra vez y cuando lo acerqué, vi que la llamada había terminado.

Bloqueé el número y dejé el celular a un lado. Existen personas en este mundo que no tienen mucho qué hacer, por eso, se la pasan haciendo bromas telefónicas.

—¿Lari? —Levanté la mirada viendo a Rafael entrar a la oficina sosteniendo dos cafés.

Sonreí aceptando el que me extendió y di un sorbo, cerrando los ojos sintiendo el sabor delicioso.

—Imaginé que necesitarías, no has salido de esta oficina desde que llegaste. ¿Al menos almorzaste bien?

—Sí, Cathe trajo mi almuerzo y comimos juntas.

Él asintió satisfecho y se sentó en el sillón frente a mi escritorio, colocando su tablet y empujándolo hacia mí.

—Aquí están los avances que mi equipo hizo, me gustaría que les echaras un vistazo antes de ir con el Sr. Oliveira.

Tomé el aparato y examiné todo mientras una sonrisa satisfecha se apoderaba de mi rostro. Rafael era mi superior, pero él siempre venía a pedir mi opinión sobre el trabajo de su equipo de publicidad.

—Quedó muy bien, estoy segura de que el Sr. Oliveira lo va a aprobar.

—Dios te escuche. —Él tomó de vuelta la tablet y miró mi celular, que estaba vibrando en el escritorio. Seguí su mirada viendo otro número desconocido.

—¿No vas a contestar?

—Acaban de llamarme haciendo una broma. Seguramente es la misma persona. —Dije y él hizo una mueca.

Escuchamos movimiento en los pasillos fuera de la oficina y con una mirada, los dos nos levantamos para ver qué era.

Mi corazón se aceleró al escuchar la voz imponente de Alessandro.

—Te dije que no hubiera ningún error con este proyecto, ¿qué pretendes hacer ahora? —Su voz firme y furiosa estaba siendo dirigida a mi otro jefe, Sr. Oliveira.

—Lo siento mucho, ya mandé a la pasante a casa. Esto no volverá a pasar, señor.

El hombre que siempre peleaba con todos, estaba ahí, siendo sumiso ante Alessandro. Era hasta gracioso.

Miré a Rafael y los dos pusimos los ojos en blanco, pero cuando volví a mirarlos, los ojos fríos de Alessandro estaban directamente en mí.

Volví a mi oficina apresuradamente, sentándome en la silla. Rafael me siguió, sentándose también en el sillón. Él miró hacia atrás y suspiró.

—Pensé que al menos su humor mejoraría con la noticia. —Fruncí el ceño confundida.

—¿Qué noticia? ¿Por qué algo mejoraría el humor del Sr. Moratti?

Rafael me miró y se acercó más al escritorio.

—Escuché a mi papá decir que Chiara, la ex novia de Alessandro y única mujer que él amó de verdad, quedó viuda y que está regresando al país.

Sentí un peso siendo arrojado en mi espalda. Parecía que una sensación de muerte me había invadido.

—No sé quién es ella... ¿Cómo saben que él la amó tanto así?

—Cuando éramos niños y yo venía a visitarlo, él siempre hablaba sobre ella y cuando se volvieron adolescentes, empezaron a noviar. Yo me mudé acá para hacer la universidad y mi primo estaba a punto de pedirle matrimonio a Chiara cuando descubrimos que ella ya había sido prometida a un hombre rico.

Mi expresión se cerró en completa confusión.

—¿Prometida? ¿Eso todavía pasa hoy en día?

—Más de lo que piensas. La familia de Chiara es muy importante allá en Italia y ellos la habían prometido a un hombre mucho mayor, y sin escapatoria, ella tuvo que casarse con él. Alessandro quedó destrozado, se cerró a todos y se dedicó únicamente a su trabajo... Pero ahora ella quedó viuda y está regresando después de casi ocho años.

Sentí los latidos de mi corazón perder su ritmo, pero forcé mantener la expresión calmada en el rostro.

—Bueno, espero que al menos ella sea capaz de cambiar el humor de ese hombre.

—También espero. Pero, ¿pensaste en mi invitación?

Desvié la mirada hacia él con una sonrisa débil y asentí levemente.

—No puedo aceptar ahora. Todavía me gusta otra persona y no quiero jugar con tus sentimientos.

—Lo sé, pero quiero intentar. ¿Quién sabe si no logro conquistarte? —Él movió las cejas sugestivamente.

—Rafael, no compliques las cosas.

Él levanta las manos sonriendo, tomando la tablet y levantándose.

—Bueno, podemos hacer esto solo como amigos... Piénsalo con cariño.

—¿En qué debe pensar con cariño? —Los dos nos asustamos cuando la voz de Alessandro resonó dentro de la oficina.

Rafael se volteó hacia la puerta y yo también miré asustada. Alessandro estaba parado, recargado en el marco de la puerta mirando a Rafael con disgusto.

—Es... sobre el trabajo. Quiero que ella evalúe un boceto mío y me dé su opinión.

—¿Entonces necesitas que ella trabaje por ti? —Su pregunta, distorsionando totalmente lo que Rafael dijo, lo miré incrédula.

—Claro que no, Alessandro. —Él se volteó hacia mí con una sonrisa—. Voy a esperar tu respuesta. —Entonces volvió su atención a su primo—. Te veo por ahí.

Rafael salió de la oficina, pasando por él y dejándonos solos. Alessandro entró, cerrando la puerta detrás de sí, para mi desgracia.

—¿Ya tienes una respuesta para lo que él quiere?

—Yo... ya le dije que estaba ocupada.

Alessandro se sentó en el sillón donde Rafael había estado segundos atrás y enfocó su mirada amenazadora en mí.

—Si me entero de que te estás involucrando con otra persona, voy a cancelar el contrato y sabes que tendrás que pagarme una multa en caso de que alegue traición, ¿cierto? Tu papá con seguridad declararía bancarrota.

Lo miré incrédula. Era él quien aparecía con varias mujeres en los sitios de chismes.

—Pero... yo no estoy con nadie.

—Espero que estés diciendo la verdad. —Dijo levantándose y saliendo de mi oficina.

Miré la puerta por donde salió, respiré profundo y volví a mi trabajo, o al menos lo intenté.

***

Una semana había pasado y mi mente estaba loca. Tanto por el nuevo proyecto como por lo que Rafael me había dicho. Anoche, mientras Alessandro estaba bañándose, su celular sonó con una llamada justo cuando yo estaba pasando por el aparador que quedaba cerca del baño.

El nombre de Chiara en la pantalla hizo que mis piernas temblaran.

Fue por eso que hoy mentí al Sr. Oliveira y logré salir más temprano del trabajo. Estaba en la terraza, observando el atardecer alcanzar tonos cálidos de naranja y rosa.

Mi corazón estaba pesado con la confusión de emociones, siempre recordándome lo que sentí cuando Rafael me contó sobre Chiara.

Aun sin querer, sentí un nudo formarse en mi garganta mientras procesaba la noticia.

Recordando ahora, las veces en que Rosa mencionaba el nombre de Chiara y Alessandro siempre se quedaba con una mirada perdida antes de que la ira lo invadiera y se volviera completamente arrogante conmigo. Ahora, con la posibilidad de que Chiara regresara a la vida de Alessandro, me veía consumida por la incertidumbre y el miedo.

Los sentimientos que nutría por él desafortunadamente eran fuertes, fueron años de convivencia que aun cuando Alessandro era bastante ignorante conmigo, nunca llegó realmente a hacerme daño. Siempre cuidó mi comodidad con un techo y todavía ayuda en la empresa de mi papá, aunque eso no estuviera en el acuerdo.

Pero, todavía pienso que no quería haber nutrido tanto sentimiento así, tal vez, en otra ocasión, el regreso de Chiara me daría esperanzas para poder salir de esta vida infeliz. Pero no era precisamente ese sentimiento que estaba teniendo ahora.

El sonido del motor de un auto comenzó a acercarse y el BMW de Alessandro se estacionó frente a la terraza donde yo estaba. Él salió del auto, con el celular en la oreja.

Habló algo con quien estaba del otro lado de la línea y tan pronto como se acercó, terminó la llamada colgando y guardando el aparato.

Lo vi pasar directo, sin siquiera un saludo y cerré los ojos sintiendo un sabor amargo en la boca, pero forcé mi cuerpo a levantarse y lo seguí. Llegamos a nuestro cuarto y antes de que él se quitara la ropa para bañarse, inicié la conversación.
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