Ava Hills.
—No entiendo nada. — La confusión corría por mis venas como un veneno insidioso mientras miraba a David, quien parecía igualmente preocupado.
Mis pensamientos fluyeron frenéticamente, tratando de encontrar sentido en la locura que acababa de desatarse.
—Esto es grave —dijo David, su era voz una mezcla de preocupación y rabia contenida—. Alguien ha usado el nombre de Ava Fashion para cobrar dinero a cambio de entrevistas de revista y televisión.
Mi corazón se detuvo un instante. Esa no era simplemente una noticia alarmante; era un golpe a mi reputación, a todo lo que había construido con esfuerzo.
Pensé en cada desvelo, cada evento al que había asistido, cada sacrificio que había hecho para llegar hasta aquí.
—Eso no puede ser. Yo soy mi propio agente y no he dado mi consentimiento para eso —respondí, intentando mantener la calma, pero mi voz temblaba.
La idea de que alguien estuviera manipulando mi nombre como si fuera un simple juguete me llenaba de indignación.
—Tu firma