¿Que si lo disfrutó? ¡Le encantó, Malcolm! pero bueno Josie intenta disimular jejeje ¿Que harán ahora? ¡Enterate en el siguiente episodiooo! gracias por leer, comentar y darle me gusta al capitulo :D
Malcolm sonrió, complacido por la respuesta de Josephine. Después de años viviendo con la fingida pasión de Sarah, había aprendido a distinguir la verdad del teatro. En los ojos de Josephine, en el temblor de su voz, reconocía una honestidad que lo reconfortaba profundamente.—Eso es bueno —sonrió—, porque vendré todos los días —dijo con una seguridad que no dejaba lugar a dudas—. Y todos los días tendremos intimidad. No te imaginas cuánto lo necesitaba… aunque no será todos los días durante las noches, veremos como hacemos con los niños, ya sabes, por el tema de que pagues tu estadía —carraspeó su garganta —soy un Alfa exigente.—Comprendo, milord Alfa, haré lo que pueda para… complacerlo.Malcolm guardó silencio. Aprovechando que ella mantenía la vista fija en el camino, se permitió una sonrisa que Josephine no alcanzó a ver. De esa forma, caminaron algunos metros envueltos en un silencio que, lejos de resultar incómodo, parecía cómplice. Finalmente, fue él quien rompió aquel mutismo
Ya eran las nueve de la mañana en la casa del bosque, mientras Malcolm, quien había regresado a la casa en las primeras horas de la mañana tras un breve paseo para despejar su mente, ahora se encontraba sentado a la mesa compartiendo el desayuno con los mellizos y Josephine. Aunque se suponía que debía irse, no quería hacerlo, una parte de él deseaba quedarse el resto del día con Josephine, con los niños, pero sabía que no podía. En ese instante, Lyra, con su energía habitual, parloteaba animadamente sobre los sueños que había tenido durante la noche, gesticulando con sus pequeñas manos mientras un mechón rebelde de su cabello castaño caía sobre su frente.—...y entonces el conejo del bosque nos guiaba hacia una cueva llena de cristales brillantes, ¿verdad, Zac? —preguntó, volteando hacia su hermano que masticaba distraídamente un trozo de pan con miel.—¿Y a mi qué? ¿Qué tengo que ver? —cuestionó el niño hablando con la boca llena de pan, con algunas migajas en las comisuras de sus l
El ceño de Zacary se frunció de inmediato, mostrando nuevamente esa actitud protectora hacia su familia.—¿Cómo le va a pagar mi mamá si no tenemos oro o plata? —cuestionó, con un tono que combinaba recelo y genuina curiosidad.Un entendimiento silencioso pasó entre Malcolm y Josephine. Ella comprendió perfectamente a qué tipo de "pago" se refería él, y un sutil rubor coloreó sus mejillas mientras bajaba la mirada.—No todo se paga con oro o plata, pequeño —explicó Malcolm con una sonrisa que escondía secretos que solo los adultos saben—. Tu madre me compensará con sus servicios aquí en la casa del bosque…Hizo una pausa calculada antes de añadir:—Así que lo que les traiga, no lo vean como regalos, sino como parte de nuestro acuerdo.Aquella explicación, formulada con cuidado para preservar tanto el orgullo de la familia como la naturaleza privada de su “arreglo” con Josephine, pareció satisfacer a los mellizos quienes se relajaron al instante.—Cuando vuelva —agregó Malcolm—, podríam
—Vamos —dijo Malcolm a su esposa, permitiendo que ella lo guiara hacia una de las pequeñas salas de estar que raramente utilizaban. En cuanto la puerta se cerró tras ellos, la máscara de cortesía de Sarah se disolvió como sal en agua. Su rostro se transformó en una máscara de furia que ya no podía controlar más.Fue por eso que, al instante, el sonido seco de la bofetada que le propinó a su esposo hizo eco en la habitación vacía, sorprendiendo incluso al propio Malcolm. La mano de Sarah, decorada con anillos ornamentados, dejó una marca rojiza en su mejilla que comenzó a arder de inmediato.—¿Cómo te atreves a venir a estas horas? ¡¿Dónde demonios has estado?! —exigió ella, con sus ojos verdes encendidos de rabia—. ¡Te dije específicamente que hoy tendríamos una fiesta importante! ¡Invité a lores de Aurocanto! ¡Todas mis amigas con sus manadas están aquí! ¿Tienes idea de lo humillante que fue explicar por qué el lord de la casa McTavish no estaba presente para recibirlos cuando llegaro
Horas más tarde, cuando ya la fiesta había iniciado, el castillo de Malcolm, específicamente en el gran salón, exhibía una opulencia calculada meticulosamente por Sarah, destinada a impresionar a los invitados y reafirmar la posición de los McTavish en la jerarquía de Altocúmulo. Los manjares se servían en bandejas enchapadas en oro, destacando especialmente una elaborada estructura central, que era una réplica en miniatura del castillo hecha completamente de azúcar hilado y caramelo, rodeada de pequeñas figuras de animales comestibles que los niños podían tomar como golosinas, aunque no muchos se acercaban, porque tal parecía que no todos los niños les gustaba comer tantas golosinas.Malcolm, observando la escena desde su posición, no podía evitar comparar la frivolidad de aquella celebración con la sencillez reconfortante del desayuno compartido esa mañana con Josephine y los mellizos, incluso podría decir que lo extrañaba. Aquí, los niños corrían con sus ropas perfectamente confecci
Malcolm notó las miradas de curiosidad que algunos invitados cercanos les dirigían, atentos a cualquier señal de fricción familiar que pudiera alimentar los chismes de la corte. Al Alfa no le importó y mantuvo su expresión neutral, respondiendo con una calma forzada.—Padre, madre —saludó Malcolm con una leve inclinación—. Por supuesto que no los estaba evitando —mintió con descaro, pero sonó convincente—. Desde que llegué a mi castillo las responsabilidades como anfitrión me han mantenido ocupado.Su padre resopló con evidente incredulidad, mientras que su madre lo examinaba con esa mirada calculadora que siempre lo hacía sentir como un espécimen bajo un cristal de aumento.—Tu esposa nos comentó que llegaste esta mañana, como ya te lo dije—comentó Lady Eleanor, ajustando innecesariamente los pliegues de su vestido—. ¿Debo asumir que pasaste la noche en esa cabaña tuya de mal gusto? —asumió lady McTavish haciendo una mueca de disgusto, ella detestaba la ubicación de esa casa, porque e
Malcolm reprimió el impulso de poner los ojos en blanco ante la intromisión de su madre. Debería haber anticipado que Sarah no perdería la oportunidad de quejarse con sus suegros, a pesar de que él sabía que ella los odiaba.—Todos los matrimonios tienen sus momentos difíciles, madre y especialmente nosotros —respondió diplomáticamente.—No es solo eso —intervino su padre—. Lord Silvercliff nos visitó hace unas semanas. Está preocupado por la falta de herederos. Han pasado diez años, Malcolm…—Sabes perfectamente que eso no es posible, padre. Soy estéril, como ya hemos discutido anteriormente. Los sanadores lo confirmaron.Al mencionar esto, Malcolm no pudo evitar que su mente viajara brevemente a Josephine y los mellizos. Una sensación extraña lo invadió al pensar en esos niños que, aunque deseó adoptarlos, sería imposible ahora que lo pensaba mejor.—Tonterías —espetó Lord Augustus con un gruñido bajo que hizo que algunos invitados cercanos se alejaran instintivamente—. Ningún McTavi
«Narra Josephine»No pude controlar el temblor de mis manos mientras Malcolm deslizaba el anillo en mi dedo. No temblaba por nerviosismo o porque me arrepintiera, temblaba por miedo. Porque allí en los Dominios Elevados, donde solo vivía la élite de los Alfas, amar a quien no debías podía llevarte a la muerte.—La luna y las estrellas son testigos de esta unión —dijo Malcolm, y noté cómo su voz, normalmente firme, también temblaba—. Yo, Malcolm I McTavish, te tomo como mi esposa y compañera de vida, a ti, Josie.Ambos sonreímos cuando me llamó "Josie". Un pequeño momento de complicidad en medio del peligro.—Josephine Fletcher... —susurré, diciéndole mi nombre completo.Malcolm sonrió, mirándome con esos ojos grises azulados que tanto me gustaban, diciendo:—Te tomo como mi esposa y compañera de vida, Josephine Fletcher…En ese momento, nos encontrábamos en una pequeña cabaña abandonada en el borde del "Gran Bosque" que apenas era visible en la oscuridad. Pero dentro de la cabaña, las