137. Un nuevo amanecer bajo tierra
Lentamente, la pareja regresó a sus formas humanas, pero no se vistieron, quedaron así desnudos y manchados de sangre.
—Perfecto —murmuró Sarah, limpiándose algunas gotas de sangre de la comisura de la boca—. Ahora sí hemos borrado completamente cualquier rastro de Malcolm McTavish de nuestras tierras.
Nathaniel la abrazó por detrás, besando su cuello mientras ambos contemplaban la destrucción.
—Nadie podrá decir que no somos completos en nuestros métodos —comentó con satisfacción, riéndose—. La casita destruida, los caballos muertos... es como si Malcolm nunca hubiera existido. Que los sirvientes se encarguen del resto y limpien el desastre hoy mismo —declaró el lord Nathaniel
Sarah se recostó contra el pecho de su esposo, sintiendo una paz profunda que no había experimentado en años.
—Finalmente libre —susurró—. Finalmente, libre de su sombra, de su memoria, de todo lo que representaba. Este lugar es nuestro ahora, completamente nuestro, nunca más veremos a ese idiota de Malcolm, jam