136. Marcando territorio
Cuando llegaron a la casita del bosque, Sarah arrugó el rostro con disgusto. Durante años, esta propiedad había sido el refugio secreto de Malcolm, el lugar donde él escapaba de sus responsabilidades matrimoniales cada vez que podía; eso a Sarah no le molestaba realmente, pero aun así le daba rabia que él tuviera un lugar donde “huir” cada vez que deseara. Y ahora, al contemplar ese pequeño y rustico espacio bajo la luz del sol vespertino, se sentía como una conquistadora observando un territorio recién capturado.
—Adelante —dijo Nathaniel, desmontando y ofreciéndole su mano para ayudarla a bajar del caballo—. Entremos a inspeccionar nuestras nuevas propiedades, antes era de Malcolm, y por ley tuya, ahora ese lugar es de los dos…
La puerta no estaba cerrada con llave. ¿Para qué? No había nadie que regresara a reclamarla. Al empujarla, encontraron el interior exactamente como lo había dejado la familia de Malcolm cuando huyeron de la visita de Derrick: organizado, limpio, pero algo “reg