138. La sabiduría de los niños
Nelly le lanzó una mirada de reproche a su esposo porque habían hablado antes de salir que él debía comportarse.
—No seas tan odioso, Gael —lo regañó—. Pueden quedarse con esa miserable porción de estofado que les dimos. No es como si fuéramos a morirnos de hambre por tan poco.
—Es cuestión de principios —insistió Gael, aunque había algo en su manera de evitar la mirada directa de Malcolm que sugería que sus motivaciones eran más complejas de lo que quería admitir.
Malcolm evaluó la situación por un momento antes de sonreír ligeramente.
—Por supuesto —dijo, apartándose para permitirles la entrada—. Pasen. Creo que tenemos exactamente la cantidad equivalente de lo que nos dieron. No me gusta deber, así que les entregaré lo que nos dieron y estaremos a mano.
Sin esperar invitación formal, los tres visitantes entraron a la casa, con Gael intentando mantener una expresión de indiferencia mientras sus ojos evaluaban discretamente las mejoras que la familia había hecho en solo un día.
—No e