170. El trabajo sucio
—Todos están muertos, papá —reportó Zacary sin emoción aparente—. Y encontré esto —añadió, mostrando una bolsa pequeña que había tomado del cinto del forajido delgado—. Monedas de plata. Bastantes —dijo, agitando el saquito para que se escucharan las monedas.
Gael había estado examinando los caballos de los forajidos, evaluando su calidad y condición.
—Los caballos están en buen estado —anunció—. Un poco descuidados, pero nada que no se pueda arreglar con cuidado apropiado. Y las monturas son funcionales.
—Si, y son cuatro, perfectos para todos nosotros —dijo Nelly con una sonrisa —creo que ahora que estamos en tierra firme, los dioses nos pueden ver y ya nos están ayudando —declaró la pelirroja a modo de broma —esto nos beneficiará mucho.
Malcolm sonrió y asintió con la cabeza.
—Es cierto —respondió Malcolm—. Estos caballos nos darán mejor tiempo hacia nuestro destino.
El Druida Alder se acercó al grupo principal con una expresión que mezclaba impresión y preocupación.
—Eso fue... ef