Escucho como los alfas dejan por terminado el juicio y se retiran. No puedo creerlo... muerdo mis labios enojada y camino a zancadas hacia la salida. Salgo de la sala dando un gran portazo.
—¡Maldición! — grito al sentir un dolor inmenso en mis manos y brazos, exceder de la energía no es nada bueno. El mitad vampiro se acerca a mi preocupado haciendo que alce mi mano rápido para que se detenga. —Estoy bien. — le aclaro algo enojada, aunque no sea con él.
La puerta que es hacia la sala de alfas se abre haciendo que vea al alfa del sur con sus ojos amarillos y su piel quemada. Siro, alfa que conoce por completo el desierto de Sahara, me observa con millones de sentimientos. Gruño desesperada y camino de un lado hacia otro nerviosa.
—No tienes que estar nerviosa. He escuchado que es un gran alfa, no es como tu tía... — sonrío divertida, pero un carraspeo interrumpe a Jafet.
—Jafet, ya creo que no es necesario tenerte aquí. — notifica Anastasia logrando que demos un