Cuando el patio trasero apareció a la vista, junto a los anchos hombros y el cabello desordenado de Asher, me di cuenta de que mi instinto había estado en lo correcto después de todo. Motas de un dorado deslumbrante se arremolinaban en sus ojos y brillaban incluso en la oscuridad; mucho más que las luces del porche con su resplandor artificial.
Sus hombros se relajaron visiblemente cuando sus ojos se posaron en mi cara. Solo yo podía ver y sentir la furia que pintaba de oro su iris. Aunque mi vista se había centrado en Asher, no dejé de fijarme que no estaba solo. Breyona y Giovanni estaban recostados en el banco oscilante, mientras que Mason y Clara ocupaban las dos sillas de al lado.
No había ni una sola cara sonriente, solo ceños fruncidos por la preocupación.
Casi me había olvidado de Ember y Angelica, ambas parcialmente ocultas a mis espaldas, hasta que Asher soltó un gruñido que casi hizo temblar toda la casa.
Ember se quedó inmóvil. La temperatura se incrementó varios gr