—La señorita Zadye quiere entrar a esta zona y está haciendo un escándalo con uno de los meseros— susurró la asistente de Johan, cuando pidió permiso para acercarse a la mesa.

—Sácala de aquí— demandó Johan, mientras el resto culminaba con la cena y se levantaban de la mesa para un brindis en el siguiente salón.

Salomé se levantó tomando el brazo de Julian, mientras se repetía que su cerebro funcionando era lo que necesitaba, no hacer ese tipo de estupideces.

¿Unir sus manos de esa manera?

¿Qué le pasaba por la cabeza?

Reagan les mostró la serie de esculturas de artistas locales que habían en ese salón, pues según él, esa había sido la razón para seleccionar el lugar de reunión. Salomé sintió la lejanía de Julián cuando todos los candidatos se reunieron para elogiar una obra que a todos les pareció interesante.

Mientras ella se acercó a otra que tenía un rostro de cristal, el cual tenía trozos de espejos adheridos en la mitad de la cara, mientras en la otra mostraba una sonrisa.