—Deja de repetir que eres una mujer sin moral, porque ese término abarca mucho más que sólo una infidelidad— la reprendió Vito por teléfono.

—Tengo que evitarlo— murmuró Salomé. —Ya muchas personas lo saben y si continúa así, en poco tiempo lo sabrán todos y todo se irá al carajo.

—Puedes estar determinada a hacerlo, pero últimamente comienzo a creer que son imanes— mencionó su amigo. —Evitarlo estará difícil. Más ahora que sigue...

—Entrevistas, foros, debates— enumeró la chica. —Vienen las encuestas nacionales, comienzan las primarias estatales en los próximos meses— se frotó la cabeza. —Julian necesita ganar varios estados para mantenerse competitivo.

—Bien, prepárate para eso entonces— la animó. —Lo que no puedes controlar no debe ser mortificación para tí. Pero lo que sí puedes mover a tu antojo es tu cerebro y lo que domina sobre él.

Salomé afirmó con la cabeza, porque su amigo tenía razón en eso. Debía estar preparada para cualquier situación referente a la candidatura de Ju