—¿Ahora también se ofrece para ganar votos?— preguntó Zadye en el comedor. Con Priscilla esperando que Oriane llegara, Théa era la única que se vio obligada a atenderlas. —Luego que no diga que la ven con morbo por culpa de otros.

—Zadye— reprendió su madre para disimular su risa.

—Digo la verdad.

—No tienes ninguna opinión que dar respecto a eso— refirió la mayor de las hijas de Robinsón.

—Théa, no me digas que no lo piensas también— contestó Zadye por lo bajo. —Desde hace años que tiene un comportamiento poco propio de una mujer de esta familia.

—Y tener rumores de encuentros en la oficina del candidato a quien sirves de voluntaria es un comportamiento propio de esta familia, ¿no?— cuestionó Théa dejando su taza. —Porque sí, los rumores llegaron a mis oídos por la amiga de una de las chicas de la recepción.

—Eso es diferente.

—No es diferente, porque juzgas a Salomé por algo que intentas tener tú —la enfrentó—. Atención mediática. Pero déjame aclarar algo— se giró hacia su pr