Capítulo 23. Una pesadilla molesta.
—Es dueño de una firma global de inversión— mencionó Tiffanny Brand, mirando al sujeto que escuchaba a Tedd, sin casi mostrar gestos—. Mi hermano dice que también de un conglomerado de lujo y controla una poderosa red de infraestructura financiera en Asia.
Salomé liberó aire de sus pulmones al escucharla.
—¿Y el árabe? —ya que daba información que no había pedido, que la diera completa.
—¿No conoces a Rashid Al-Malik?— Salomé la vio como si la pregunta fuera demasiado tonta.
Si lo supiera no hubiera preguntado.
—Es dueño de una de las mayores compañías petroleras privadas en Medio Oriente, con concesiones estratégicas que alimentan a mercados en Europa y Asia. Pero su poder no se limita al petróleo — ambas miraron al tipo que siempre estaba un paso atrás de Elías. —También controla una cadena internacional de hoteles de lujo en destinos exclusivos, desde Dubái hasta la Riviera Francesa —continuó—. Su holding abarca infraestructura clave. Puertos, aeropuertos y redes de transporte en