Capítulo 220. Comprensión operativa.
Días antes…
Una ventisca fría colándose por las cortinas fue lo que despertó al rubio. El ruido. Siempre el molesto ruido. Cualquier elemento fuera de su control activaba la misma respuesta en él; alerta calculadora. A su vez, eso le generaba molestia. Como una interferencia innecesaria en algo que debía funcionar mejor de lo que ya lo hacía.
No intentó entenderlo. Había pasado demasiados años haciéndolo como para insistir en un ejercicio sin retorno de inversión. Con treinta y tres años, su cabeza estaba saturada de información. En su mayoría datos, patrones y comportamientos. Nunca permitió que nadie tuviera la ventaja de explicarlo mejor de lo que él mismo podía diseccionarse. La introspección, para Valente, no era una búsqueda emocional, se trataba más de una auditoría interna.
La máquina de pesas se movía con cada repetición, soltando ese sonido metálico de cada alza y baja que resaltaba sus músculos, en la espalda, brazos y abdomen. El cuerpo obedecía mejor que las personas cua