—¿De qué estás hablando?— inquirió Julián mediante la llamada, soltando el palillo con el cual revolvía su café. —¿Como que ya sabe? ¿Quien se lo dijo?

—No hagas preguntas estúpidas— escupió Báltico. —Solo haz lo que te dije. Y no te atrevas a dar declaraciones al respecto. Evade.

—Ni siquiera estaba pensado hacerlo— contestó retomando el palillo. —¿Me dirás el motivo de tu ausencia?

—Después.

Báltico cortó la llamada, y por primera vez, a Julián la necesidad de saber no lo tomó bajo su poder. Se había dado cuenta de que por más que se esforzara en pedir explicaciones, Báltico no tenía intenciones de mantenerlo al tanto.

Él era muy diferente a Tedd. Sobre todo porque su antiguo asesor era poco eficaz en cuanto a brindar buenos recursos. Se limitaba demasiado por sus estúpidos escrúpulos.

—Lamento mi tardanza, tuve un percance al usar una nueva línea de maquillaje— dijo Tiffanny al lanzarse a la silla frente a la de su prometida. Aseguró su bufanda y dejó dos hojas frente a él. —N