Capítulo 104. Descarga de adrenalina.
—La pelirroja— apuntó Johan con la barbilla frente a los cuneros. —Es la hija de Mateo y Harper.
—¿Cómo sabes?— Salomé vio a la bebé elevando un piecito a través de la tela rosa, como sus mejillas. —Harper no es la única pelirroja.
—Mira sus ojos— respondió él, ella se fijó en los ojos abiertos de la bebé que llevó su puño a su boca en un temblor inestable.
Los dos orbes dorados brillaban con un color tan intenso que parecía ver el sol iluminando a través de las pestañas apenas visibles.
No quedaba duda de que era ella. Verla le hizo darle la razón de inmediato a Johan.
—¿Tiene nombre?
—No lo sé. Joseph tal vez lo mande a colocar en un espectacular en el Támesis como hicieron con la modelo que ganó un concurso de belleza hace...¿Cuánto pasó?
Salomé no contestó. Había visto esa imagen y el golpe fue más grande al recordar la belleza incomparable que había en esa fotografía. Esa modelo podría bajarle el autoestima a cualquiera con solo hacerse presente. Más a ella, que en ese