Capítulo 28
En lo que ella se quedaba pensativa, Diego se la quedó mirando «Es realmente hermosa, sin maquillaje parecía lo joven que era, su piel pálida, sus ojos verdes, el color de su cabello, era un contraste asombroso, era un espectáculo verla sonreír». Sintió un nudo en la garganta «Me hubiese encantado tener a alguien como ella».

En ese instante, sale una persona de la casa y ambos miran hacía la puerta.

—Diego ¿Qué haces aquí?— Audra se sorprendió por lo brusca que sonó, más no dijo nada.

—Llegué de trabajar y Delia me dijo que saliste—.

—¿Me estás siguiendo? y Delia es una empleada, no tiene que andar divulgando a donde voy—.

Parecía más que enojada.

—No te estoy siguiendo, de todas formas, venía a saludar a mi hermano y a mi cuñada— Responde tranquilamente. —Son mi familia ¿Recuerdas?—.

—¿Cómo podría olvidarlo?— Dice desdeñosa, poniendo los ojos en blanco.

—¿Por qué no entramos y luego nos vamos juntos?—.

—Ya me despedí, te espero aquí—.

Diego se gira y le dice adiós a Audra con un movi
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