Kira
—No vas a hacerle más daño a nadie. —Me asfixia.
Todo su cuerpo está sobre mí, sus ojos rojos, perdidos en algún lado.
—Eres una desgracia para mí y para mi hermano. Él no te tendrá, tú eres mía.— Voy a morir. —Pero, no te importa porque eres una perra que te conformas con un mensajero o con mi perfecto hermano, ¿y, yo qué? No te importó. ¡Pero no te tendrán!
Estiro mis manos, sintiendo algo duro, lo tomo con fuerza y le golpeó en la cabeza, logrando que me soltara. Cae de lado y logró recuperar un poco el aire.
—¡Me has golpeado!, ¡perra! ¡Mujerzuela! —me arrastra hasta una esquina y lo observe mientras trato de moverme del dolor.
El idiota debió romperme algo.
Se levanta con su mano ensangrentada y se transforma en ira pura.
—¡Víbora!
Me ve y se va sobre mí arrastrándome por una pierna; por más que me trato de soltar, no puedo. Su fuerza es mayor, y me empieza a lanzar golpes y patadas.
—¡Demetry, para!
—¡Lo has arruinado todo! ¡Me has dañado la vida! ¡Me has dejado por él