Capítulo 5

Estuve a punto de hacer un baile tonto pero me contuve, hombre que se respetaba no bailaba como nena delante de su chica.

Scarlet, tomó de inmediato uno de los vasos que estaban sobre la mesa cerca a nosotros, sin pensarlo se lo llevó a sus labios y bebió de un solo trago el vodka.

—¿Puedes servirme otro?

—Calma, quiero hacerte el amor en tus cinco sentidos para que no olvides todo lo que haré contigo esta noche.

Ella se estremeció, apretó sus labios nerviosamente y, demonios, esa era mi señal. La tomé por  el cuello para besarla, fue un beso que comenzó lento, con sus respectivas pausas para desviarme a sus mejillas calientes, su cuello tenso y sus hombros temblorosos. Noté como su respiración comenzó a ser agitada.

—Theo... —sollozó.

—Silencio —la acallé besando de nuevo su boca —vas a ser una chica buena esta noche.

Besé con desespero cada centímetro del cuerpo cremoso de Scarlet, cada una de esas acciones dejaron marcas en su anatomía, lo que intenté que fuera tierno se fue por un tubo cuando quedó desnuda ante mí, fui un total carnívoro esa primera vez, posiblemente me habría detenido si ella se hubiese quejado un poco pero no, ella se agitaba sensualmente bajo debajo de mi, encendiéndolo todo aun más, nos frotábamos ansiosos, no supe cual de los dos estaba más necesitado, al menos yo me sentía vigoroso, tanto que estuve a punto de gritar como un gorila como lo predijo, el idiota de Nick.

***

—¡El amante perfecto! —gritó mientras entraba al departamento, Nick. Era una tarde calmada en Berlín.

—Si tu lo dices —me reí, cada comentario suyo era una tremenda ridiculez, aunque reconocía que eran divertidos y ocurrentes.

El tiempo transcurrió y la relación con Scarlet fue creciendo, sin embargo no me encontraba preparado para presentarla en casa, realmente no la amaba y ya conocía por demás a mi madre, presentarle a una chica era sinónimo de boda.

Aun podía ver su cara de congojo cuando le comuniqué que no me casaría jamás, que había nacido para ser un alma libre.

No soñaba con casarme, no me veía como un esposo a priori, aunque para ser sincero tampoco lo descartaba, era un hombre y por ende quería tener una familia en un futuro pero deseaba disfrutar de la soltería al máximo.

Scarlet, se encontraba estudiando conmigo, pues nos esperaba un examen de suma importancia  de Introducción al Derecho. Cuando no estudiábamos, nos entreteníamos comiéndonos el uno al otro en donde nos agarraran las ganas: baño, cocina, habitación, piso.

Le había pedido mudarse conmigo para tenerla más cerca pero se negó por respeto a su padre y porque este no dudaría en meterme una bala entre ceja y ceja, esas fueron sus palabras textuales. El cansancio y hambre nos abrumó, Scarlet fue a la cocina a preparar un pequeño refrigerio, entretanto encendí la televisión, percatándome que una sexy reportera se encontraba informando las noticias, pero me congelé cuando vi la foto de Tori, en pantalla.

"A tres vueltas de terminar su circuito en  el Autódromo Nazionale Monza en Italia, la joven novata Victoria Ackerman, perdió el dominio de su coche ocasionado por una falla en uno de los cauchos traseros. El descontrol y el caos se desataron en la pista  para la joven piloto haciendo que impactara contra una pared de concreto. Su estado es delicado, y su familia aun no ha concedido ningún tipo de entrevista a los medios de comunicación"

En pantalla apareció el video mostrando el momento preciso del aparatoso accidente. Mi corazón comenzó a bombear rápidamente, me llevé las manos a la cabeza, maldiciendo.

—¡Maldita sea, Tori! Muchas veces te lo advertí, esas carreras no son un juego,  son peligrosas.

—¿Theo? —balbuceó Scarlet. Me miraba asustada. No le presté atención, tomé el teléfono de inmediato. Llamé a algunos de nuestros amigos desde el teléfono del apartamento, no logré comunicarme con ellos, estaba desesperado, Scarlet a mi lado parecía una estatua, me evaluaba en silencio. Pensé en Arlet, era su mejor amiga, ella debía saber algo. Le marqué con manos temblorosas.

—¿Alo? —respondió de inmediato. Su voz se encontraba apagada y la conocía tanto que estaba seguro que había llorado.

—Soy yo, Theodore —dije a punto de llorar también —dime...que Tori, está con vida.

—¡Theo! —comenzó a llorar de nuevo y yo me derrumbé en el mueble. Era ajeno a mi entorno aun sabiendo que mi novia estaba sentada a mi lado y de seguro haciéndose mil preguntas, pero mi prioridad era Victoria, necesitaba saberla viva.

—Ari, por favor...acabo de ver la noticia, necesito que trates de calmarte, necesito saber que...ella se encuentra viva.

Arlet, incrementó su llanto,  no podía decirle que dejara de hacerlo, ella era en realidad su hermana, aunque no fuese de sangre. No sé si fueron segundos o minutos, tan solo esperé que se calmara.

—Lo está —dijo al fin y sentí un alivio tan enorme que solté toda la respiración de golpe.

—Gracias a Dios. ¿Donde se encuentra recluida? Parto de inmediato para allá —Scarlet, se levantó de un brinco y posó sus ojos verdes en los míos. Yo miré a otro lado, de repente no la quería allí, sentí que era una intrusa.

—En uno de los mejores hospitales en Italia, pero Theo escucha, ella...se encuentra en coma, el golpe afectó su cerebro. Sus padres van a trasladarla a Boston en cuanto sea prudente, no hay mucho por hacer...salvo esperar —Arlet sollozó, quería estar con ella, abrazarla.

—Me importa un carajo que  no pueda hacer nada Ari, quiero estar cerca a ella, me oíste. Envíame los datos del hospital, voy a preparar el vuelo a Italia de inmediato —acoté.

—Ok. Ya te los envío. Por favor Theo, cuando llegues allá, llámame —suplicó asustada.

—Sabes que lo haré.

Cerré la llamada y me levanté del mueble apresurado. Busqué el celular para comunicarme con Ernest, cuando la mano de Scarlet, me tomó por el codo. Sus ojos lucían brillosos.

—No sé qué ocurre, pero creo tengo el derecho a saberlo...te siento extraño, como si rehuyeras de mi —me sentí agotado y por mucho que lo negara, ella estaba en lo cierto. Tomé aire.

—Lo siento. Una persona muy importante para mi tuvo un accidente de coche en una competencia en Italia, debo estar con ella.

—¿Es alguien de tu familia? —preguntó aterrada.

—No, pero es como si lo fuera —le respondí serio.

—¿Quien es entonces? —susurró.

—Su nombre es Victoria Ackerman, era… mi novia —asintió, resoplando su nariz.

—Tu...¿Aun la amas?

Y allí estaba la pregunta del millón de dólares, pregunta que no quería en lo mas mínimo responderle a ella, porque simplemente no entendería mi relación con Tori, y no, no la amaba, pero la quería más de lo que se quería a una amiga, con Victoria todo era mejor por duplicado, ella duplicaba mis alegrías, mis risas, mis bromas, los bonitos momentos, los abrazos, era algo así como mi alma gemela de la amistad.

Durante el tiempo que compartí con ella, cada instante fueron risas de felicidad,  había oído de las grandes amistades, como no, aunque no creía realmente en ellas... hasta que un día una chica castaña irrumpió en el aula de clases y cambió mi percepción sobre la verdadera definición de la palabra amistad.

Tori, me entendía.

Tori, sabia guardar mis secretos.

Tori, interpretaba mis miradas.

Tori, era mi aliada...

M****a. ¿Me había enamorado de Tori?

Scarlet, esperaba pacientemente mi respuesta y yo era una revolución por dentro, demonios. No  merecía mi repentina frialdad con ella, eso me ocurría por no controlar mi cuerpo, definitivamente , era un amante deseoso, tal como lo había dicho mi amigo.

Le tomé una mano a esa chica rubia e hice que nos sentáramos en el mueble.

—No la amo —opté por esa respuesta esa vez, era más fácil decirle eso que explicarle todo lo que significaba Victoria .

Ella no pareció muy convencida.

—Nunca me hablaste de ella —se quejó con disimulo.

—No lo creí necesario —objeté.

—Disculpa si te estoy incomodando Theo...quiero entenderte y no sonar a novia celosa ni nada parecido —dijo a punto de llorar.

—No tienes porque disculparte. Victoria y yo quedamos como amigos, si terminamos fue porque como novios no funcionábamos pero como amigos sí, no espero que entiendas mi postura, al menos comprende que necesito estar cerca de ella, apoyar a su familia —le pedí.

—Por supuesto que te entiendo, ahora bien. ¿Que harás con los exámenes pendientes? —fue un buen punto de su parte.

—A primera hora de la mañana conversaré con cada uno de los profesores —esperaba comprensión de parte de ellos. Scarlet, asintió y colocó sus manos sobre las mías.

—Deseo que tu amiga se recupere pronto —tuve la leve impresión de que al decir la palabra amiga, su tono fue un tanto extraño. ¿Celosa?

—Gracias. Dame unos minutos, debo hacer algunas llamadas.

Besé su frente y sus ojos recorrieron los míos. Hablé con Ernest, para que programara el vuelo a Italia a media mañana, de esa manera contaría con el tiempo suficiente para hablar con cada uno de los profesores. Por mucho que expliqué la situación en la que me encontraba, ningún profesor aceptó que faltara a clases una semana, ni tres días, básicamente me informaron que si abandonaba los exámenes diera por sentado una nota negativa de cada uno de ellos que sumados daban como resultado cinco materias con apreciación negativa, m*****a sea.

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