Leonel llegó al palacio, pidió enviar un comunicado de prensa diciendo que el rey emérito estaba en una revisión médica, pero que pronto sería dado de alta y su condición médica era buena.
Encontró a Ana Fantori en el salón, cargando a Matías, jugando con él.
—¿Qué haces?
Escuchó las risas, que se apagaron cuando lo vieron.
—Aquí, jugando con este príncipe hermoso, ¿Y tu padre? ¿Cómo está todo?
—Mejorando.
Ana Fantori sonrió feliz.
—Me alegro, quiero que cargues a tu sobrino. Matías, saluda al tío rey.
Leonel se tensó cuando Ana puso al niño en sus brazos.
—¿Estás enojado, tío rey? —Matías tocó sus mejillas oprimiéndolas con sus pequeñas manitas
Leonel sonrió y negó.
—Ya no.
Matías sonrió y tocó los botones de su camisa, luego se acurrucó en su pecho, el niño le dio suaves palmaditas en la espalda, haciendo un sonido de arrullo.
—Pero, ¿Qué haces, cariño? —exclamó Leonel
—Mi papi me arrulla cuando estoy enojado y me pongo feliz, así, tío rey, está feliz.
Ana y Leonel son