Capítulo Cuatro: No tienes permiso de abandonarme

«Aaron soñaba que caminaba descalzo por la playa, no sabía en donde estaba, pero el cielo parecía cubierto de un atardecer rojizo, la arena era de un dorado, y era un lugar que no conocía, de pronto vio a su madre, detenida, se acercó a ella con tal rapidez, como si no pudiera recordar nada

—¡Madre! Estás aquí, ¡Volviste! —dijo y se arrojó a sus brazos como si fuera un niño pequeño en busca de un consuelo, su madre lo sostuvo u tiempo entre sus brazos y luego lo apartó sosteniendo su rostro entre sus manos

—Cariño, ya debes volver —dijo ella y él no entendió

—Perdóname, madre, fui muy grosero contigo, yo…

Ella siseó con ternura en sus ojos, y él sintió paz

—Está bien, cariño, no importa, debes volver, promete que serás fuerte, promete que lo harás bien.

Aaron no pudo decir nada, porque de pronto, todo se volvió penumbras para él»

—¡Ayuda! —exclamó asustado, moviéndose con rapidez, sentía dolor en todo su cuerpo, se sentía tan exhausto, pero no veía nada, y sabía que debía estar despierto, ese dolor se lo confirmaba, pero nadie estaba ahí, al menos eso pensaba, se sentía desesperado—. ¿Qué pasa? Yo… ¡Mis ojos están abiertos… no veo nada! —gritó, estaba enderezando su postura, y escuchaba el llanto de una mujer muy cerca de él

—¡No puede ser! —exclamó y reconoció la voz de Lilian que parecía angustiada

—¿Lilian? ¿Eres tú? —preguntó

Ella no dijo nada, pero el doctor vino después, estuvo haciéndole muchas pruebas médicas, luego le dieron un sedante y volvió a dormir.

La siguiente vez que Aaron abrió los ojos fue casi dos días después

—¡¿Qué me pasa?! ¿Por qué no veo, doctor? ¡Responda! —gritó desesperado, tan angustiado

—Señor Greene, tuvo un accidente de tránsito, y tuvo una lesión muy fuerte en la zona occipital, ha estado en coma por dos semanas, es un verdadero milagro que esté bien, hasta ahora, solo tuvo algunas lesiones, pero la de su cabeza, sí es seria —dijo el médico

—¿Eso que significa? Dígame sin rodeos, ¿Por qué no veo nada? —exclamó desamparado, necesitaba saberlo todo de una vez y por todas, y odiaba que el doctor no hablara claro

—Tiene un trauma ocular, hasta ahora ese es el principal diagnóstico.

—¿Qué? ¿Qué es eso? ¿Cuándo volveré a ver? —exclamó tan asustado con la voz rota por el temor

—Señor Greene, tiene ceguera total, por ahora, no hay cura para su caso.

—¡¿Qué dice?! ¿Cuándo podré volver a ver? —exclamó

—Es probable, que no pueda volver a ver nunca.

—¡No! —gritó, mientras las lágrimas caían por su rostro—. ¡No! ¿Por qué? ¡No puede ser! —gritó con frustración y volvieron a sedarlo.

Cuando de nuevo Aaron Greene estuvo despierto, estaba recostado, sus ojos estaban abiertos, no veía nada, aunque lo intentaba, era una sensación tan rara como horrible y frustrante, de pronto pudo oler esa fragancia y escuchar ese ruido, ¡Era ella!

—¿Lilian? ¿Eres tú?

—Sí… —dijo con la voz rota y pudo escuchar cómo se acercaba

—¿Cómo estás?

—Yo… bien, tengo un collarín, y me hice unas lesiones en el brazo, pero ahora estoy mejor, el doctor me dio de alta, estoy por irme.

—¿Por irte…? —exclamó arrugando el gesto, ella pudo ver la duda en su rostro, las lágrimas de Lilian caían por su rostro, de pronto ella se quitó el anillo de compromiso de diamante de su dedo

—Juro que, soñaba con hacer una vida a tu lado, juro que deseaba ser una buena esposa, una buena mujer para ti, de la que estuvieses orgullosa, también quería tener tus hijos, y ser felices, como lo soñamos.

—¿Por qué hablas así… en pasado? ¿Qué es lo que pasa?

—No podrá ser ya.

Un silencio los invadió, solo el ruido de la respiración irregular de Aaron que intentaba con todas sus fuerzas poder controlar sus deseos de llorar como un pequeño niño

—Oye, Lilian, esto… va a pasar, yo… me curaré. —dijo intentando ser optimista

—No, Aaron, el doctor no da esperanzas, ahora eres un invidente, y lo serás por siempre, no puedo, ¡Juro que no puedo unir mi vida y sacrificarla a un… ciego! —exclamó rompiendo en llanto

Dos lágrimas corrieron por el rostro de Aaron, no esperaba tan crueles palabras, no de la mujer que amaba, por la que lo había dado todo, incluso enfrentó a su propia madre por esa mujer, y ahora ella era solo una fría desalmada, que no le importaba dejarlo en el peor momento de su vida, eso era como una oscura pesadilla para él, no esperaba tanto dolor en un solo instante

—Lilian, íbamos a casarnos, ¿Sabes? En la salud, en la enfermedad, en las buenas y en las malas… no se abandona a quien se ama, no se le deja en el peor momento… —dijo con la voz llena de coraje

—¡Pero, yo no soy tu esposa! Deberías buscar a Lana Randle, tal vez ella sí te cuidaría, pero esto… ¡Es demasiado para mí! ¡Lo siento, Aaron, no puedo arruinar mi vida a tu lado!

Ella puso en su mano la argolla de compromiso, y de pronto Aaron escuchó como se iba, sintió que su corazón estaba roto

—¡Lilian! ¡Lilian, vuelve! ¡No me puedes abandonar ahora! ¡No tienes permiso de hacerlo! ¡Desgraciada! —gritó mientras lloraba, sosteniendo en su mano aquel anillo que luego lanzó lejos de él y siguió llorando, estaba solo—. Lilian, vuelve, por favor, no puedes dejarme ahora, ¿Acaso no tienes piedad? Estoy viviendo un infierno, entiendes, que si te vas, ¿No habrá forma en que puedas volver atrás? —Aaron sollozaba, pero ya nadie lo escuchaba más.

«Ahora solo soy un ciego, con todas mis metas inalcanzables, soñé amar a la mujer que siempre quise, pero resultó ser una falsa y una desalmada capaz de amar solo en la bonanza y abandonar en la oscuridad, defendí a los malos y lastimé a los buenos, no tengo forma de volver atrás, no hay luz del día brillando para mí, estoy en la absoluta nada y estoy solo, totalmente solo» pensó Aaron Greene

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