El ambiente de la inauguración seguía impregnado de ese aire de celebraciones formales, donde la gente hablaba de negocios con sonrisas y elogios estratégicos. Pero para Valeska, la noche se estaba convirtiendo en un terreno minado de emociones, encuentros incómodos y verdades a medias que parecían acecharla desde cada esquina. Y ahora, frente a ella, con esa mirada de desprecio apenas disimulada, se encontraba Halley.
La presencia de la mujer siempre le había resultado incómoda, pero esta vez había algo diferente en su postura, en la forma en que su mirada chispeaba con una mezcla de ira y satisfacción perversa. Valeska reconocía ese tipo de resentimiento, uno que se había cocinado a fuego lento durante demasiado tiempo y que, al encontrar la oportunidad adecuada, estallaba sin restricciones.
—Vaya, vaya… —la voz de Halley resonó con un tono burlón, su sonrisa ladeada denotó un deleite cruel—. No puedo creer que te atrevas a aparecer en un evento como este, tan campante, como si no h