—¿Cómo está tu pie? —Daniel acababa de regresar del laboratorio y, al ver una caja de entrega abierta en la puerta, supo que Lucía había sido dada de alta.
—El médico dice que no es nada grave, solo debo aplicarme la medicina regularmente y volver para una revisión en una semana.
Recordando algo, Lucía bajó la mirada. —Aquel día... gracias a ti y a Jorge. Sin ustedes, probablemente no habría resistido tanto tiempo...
Especialmente cuando le subió la fiebre. Había escuchado que los medicamentos antifebriles que tomó eran los que Daniel había traído.
Aunque durante la madrugada, debido a la alta fiebre, estuvo bastante aturdida, no había perdido completamente la consciencia. Sabía que Daniel la había trasladado detrás de una columna para protegerla del viento, que él y Jorge la habían rodeado para darle calor, y que constantemente usaban alcohol y gasas para bajarle la temperatura físicamente...
Lucía recordaba todo esto. Incluso tenía memoria de lo que sucedió después de ser llevada al