Durante todos estos años, Carolina había soñado con volver a publicar sus novelas de suspenso.
Lo había consultado innumerables veces con Amanda, pero ella siempre tenía diferentes excusas para evitarlo.
Y ahora, de repente, alguien le decía que sus obras podían ser publicadas.
Además...
—Si está de acuerdo —continuó Fernando—, solicitaremos inmediatamente el ISBN, contactaremos con la imprenta y los medios para la promoción preliminar. Luego vendría la diagramación, impresión, publicidad y lanzamiento. Todo el proceso está previsto para completarse en dos meses.
—En cuanto a los derechos de autor y la distribución de ingresos posteriores, esta es nuestra propuesta inicial, aunque por supuesto, después de escucharla, puede dar su opinión y lo negociaremos entre ambas partes...
Fernando había venido claramente preparado. Las regalías y porcentajes de distribución que ofrecía eran muy generosos. Incluso había traído el contrato.
Carolina pasó de la conmoción inicial a escucharlo atentame