**KLAUS**
La ciudad vibraba con su energía imparable, y en medio de todo, Úrsula y yo nos abríamos camino hacia lo que venía después. Y eso, más que cualquier otra cosa, me llenaba de satisfacción.
Las calles de Las Vegas brillaban con sus luces incansables mientras conducía hacia el hotel donde nos hospedaríamos. Úrsula observaba por la ventana con fascinación, como si el caos vibrante de la ciudad la envolviera en una realidad completamente nueva. Su sonrisa, aunque tenue por el cansancio del viaje, me confirmó que todo iba según lo planeado.
—Este sitio es una belleza.
—Me alegra que te guste.
Cuando llegamos, bajé del auto y abrí la puerta para ella. No era solamente cortesía, era parte de lo que debía hacer: mostrarle que tenía a alguien que la protegía, que estaba a su lado para cuidarla en todo momento. La entrada del hotel estaba iluminada