**KLAUS**
La paciencia siempre ha sido una virtud mía. He esperado, he guiado, he construido cuidadosamente cada paso para que todo saliera como debía. Pero después de una semana en Las Vegas, después de observar a Úrsula envolverse en su burbuja de libertad sin notar el peligro que acechaba, supe que el momento de un cambio drástico había llegado.
Así que lo hice.
La noche estaba tranquila, el restaurante iluminado con una luz tenue que hacía que todo pareciera más íntimo, más controlado. Úrsula estaba frente a mí, disfrutando su cena, completamente ajena a lo que estaba por decirle.
Me acomodé en mi asiento, dejé el tenedor sobre el plato con deliberada calma, y la miré fijamente antes de hablar.
—Tu padre te está buscando. —Mi voz fue directa, sin rodeos.
La expresión en su rostro se desmoronó en cuestión de segundos. Sus ojos se abrieron un poco más, sus labios se separaron apenas, y su respiración se hizo más contenida. Ahí estaba el miedo que había estado ignorando.
No le di tie