Mundo ficciónIniciar sesiónSarah arregló sus cosas, saldría de la casa sin que nadie la viera. No se despediría. No podría. Era demasiado doloroso, sobre todo después de la noche anterior. Por lo menos se llevaba un buen recuerdo. Aunque no entendía por qué la dejaba así, como si nada hubiera pasado entre los dos. Si hasta el día anterior apenas descansaba para librarla de toda duda con respecto a la muerte de Miguel. Una idea se cruzó por la mente de la muchacha. Era una idea horrible. ¿Y si encontraron algo que la inculpara más todavía y él la creía culpable después de todo?
Iba saliendo cuando Álvaro la detuvo.
—¿Te vas sin despedirte?
—¿Para qué?
—Sarah, créeme que esto es por tu bien…por el bien de ambos.
Sarah lo miró, detrás de él apareció Rosa.







