Mundo ficciónIniciar sesiónÁlvaro alcanzó a afirmarla justo antes que se golpeara la cabeza, pero no pudo evitar su caída. No esperaba esa reacción. Uno de los policías se acercó a ayudarle. Álvaro miró a Fernando que miraba a su hija asustado.
—Debíamos hablar con ella primero, sabía que veníamos —lo recriminó.
—Lo sé, lo sé, iba a esconderme, pero no me dio tiempo —se excusó el hombre.
—¡¿Tiempo?! Estuvimos suficiente tiempo allá afuera.
Álvaro tomó en sus brazos a Sarah y la puso sobre el sofá. Ella se movió desesperada y él la contuvo en su pecho.
—Tranquila, mi amor, tranquila.
—Mi papá… mi papá… —dijo desesperada con la visión.
—Tranquila, mi amor, no pasa nada.
—Cálmate, Sarah, estamos aqu&







