Álvaro se acercó y abrazó a Sarah que, de tanto luchar, estaba casi en la inconsciencia. El tiempo pasaba lento frente a sus ojos, parecía en cámara lenta, como si todo se moviera lentamente. Sus ojos pesaban, dolían con el agua marina. Apenas sí podía respirar. Su vida pasó frente a ella como una película, recordó a Sebastián, su amor de adolescentes. El crucero y su accidente, el dolor, el temor, el pánico que la invadía. La vuelta a Chile, los celos de Sebastián, las heridas que provocó. Los años de soledad, de impotencia, la cobardía de no acabar con su vida y terminar con todo. Álvaro, su gran amor, su paz y guía, quien le enseñó a conocer el verdadero amor y la verdadera felicidad. Él estaba allí con ella, abrazándola y protegiéndola, como siempre. Pero seguía enamorado de su ex esposa, no l