Mundo ficciónIniciar sesiónDiego miró en dirección a Sarah que continuaba sentada, sobándose las manos, el frío se hacía sentir aquel día. Sebastián siguió su mirada.
—¿Sarah? —Preguntó con sorna Sebastián— Creí que la odiabas.
—Sí, cuando creía que fue amante de tu padre y de tu hermano, cuando creía que te había lastimado como nadie más podría hacerlo, cuando creía que era una cualquiera, una delincuente, una asesina. Ahora no estoy seguro que lo sea.
—Ella lo hizo —declaró con firmeza.
—Yo no estoy tan seguro.
—¿Y qué vas a hacer? ¿Me vas a dejar solo?
—El caso se debería desestimar. No el del asesinato de tu padre, pero sí la acusación contra Sarah…
—Tenemos hasta el lunes, si aparece algo que nos ayude en el cas







