Regresó a la mansión relativamente más temprano, encontrando a Vicky jugando en el jardín con su conejito.
—¿Qué tal se ha portado el pequeñín, hoy?— interrogó.
—¡Oh, de lo más bien! Lo saqué a hacer popó, pero…— Vicky enrojeció, acercándose a su madre y susurrando.—… en vez de eso, terminó comiéndose las flores de Sawyer.
Sheila rió por lo bajo. Vicky tomó a su mascota, metiéndola en su jaula y le dio la mano a su madre para juntas entrar a la casa.
***
—Es extraño que Marco no haya llegado aún.— comentó el señor Stevens después de la cena, cuando Sheila dejó a Vicky dormida y descendió a por un té.
—Estará ultimando los detalles para su mudanza.— respondió ella, sin levantar la mirada de su tasa humeante.
—¿Ustedes volvieron a discutir? Hoy en la tarde salió de aquí muy dispuesto a ir a verte al hospital.
Sheila frunció el entrecejo.
—Hija... Sé que no es de mi incumbencia y sé que estoy sobrepasando una línea, pero no todas las historias de amor se escriben exactamente igu