Tal como Lucía lo había previsto.
En ese momento, la única que podía sentarse a comer tranquila y terminar su comida con calma era ella.
En toda la familia Torres, sin importar quién fuera, todos estaban al borde de perder el control.
Especialmente del lado de Felipe.
Durante toda la mañana, el escándalo en torno a Jenifer no dejó de crecer.
Lucas le informó:
—Señor, en este momento no hay forma de contener las noticias sobre la señora.
El rostro de Felipe se ensombreció al instante.
Le lanzó una mirada cortante a Lucas con una presión opresiva:
—¿Qué acabas de decir?
Su voz era baja, pero cargada de peligro.
¿Qué significaba que no se podían contener?
En Puerto Real, ¿acaso había algo que la familia Torres no pudiera controlar?
Lucas entendió lo que pensaba Felipe y explicó:
—En Puerto Real ya hemos conseguido frenar todas las cuentas, pero las cuentas que siguen impulsando la polémica operan desde fuera del país.
—Hemos intentado contactarlos, pero no nos responden.
Lucas habló con