Punto de vista de Selina
Ese día, el trabajo en la oficina había estado bien; no había mucho que hacer y parecía que los casos penales estaban disminuyendo, lo cual era estupendo, ya que los casos civiles daban mejor reputación. Mi mirada se posó en las rosas rojas sobre la mesa, aunque en el otro extremo.
Me las había dado Benny cuando me fui a trabajar y las adoraba. Era algo que jamás le diría, y la pequeña nota garabateada dentro, que decía: «Solo para recordarte cuánto lo siento», me hizo sonreír.
Llamaron a la puerta y Agatha entró un minuto después. Traía dos expedientes, los que le había pedido a la oficina de César. Quería ver personalmente todos los casos que había estado llevando para saber cómo distribuirlos.
Después de que me los entregó, hablamos un rato sobre los nuevos entrevistados con los que íbamos a trabajar ese día. No tenía ganas, así que dejé que ella se encargara de la mayor parte y luego yo haría la revisión final.
Cuando se fue, volví al trabajo, ignorando e