CAPÍTULO 69. Una familia reunida
El vuelo era demasiado corto, pero a Victoria le pareció eterno, llegaron amaneciendo a Ucrania y a la muchacha se le antojaron hermosas las calles de Odesa mientras el sol salía.
—¿Estás nervioso? —preguntó.
—¡Mucho, estoy nerviosísimo!
—¡Mateo, le preguntaba a Franco! —se rio Victoria y el italiano entornó los ojos.
—¡Oye! ¿Qué uno no se puede poner nervioso por ver a su marido? —replicó Mateo y Victoria le lanzó un beso.
—Claro que sí. ¡Pero nosotros tenemos derecho a más nervios porque vamos a buscar a nuestro hijo! —dijo Franco y poco después estaban atravesando las puertas de la mansión del Eric Hellmand.
El hombre le dio un abrazo a Franco y luego inclinó la cabeza con respeto frente a Victoria.
—Mamma, un gusto conocerla…
—¡Ay no te pongas protocolar, que ya me dijeron quién eres y de qué pata cojeas! —se burló Victoria mientras tiraba de él y le daba un abrazo—. De hecho quería hablar contigo de algo importante: ¿Qué es eso de organizar jaulas solo para hombres? ¡Sé que mi Ej