Ana Álvarez vive su vida intentando seguir adelante, después de haber alejado a Kevin de su lado. Mantiene una extraña relación sentimental con su ex novio, al mismo tiempo que sigue pensando en aquel que hace que sus piernas tiemblen. Será difícil para ella no caer en la tentación de un Dios semental como su ex compañero, pues el destino volverá a ponerlo en su camino unas cuantas veces.
Leer másLlevaba casi dos semanas acostándome con él, con Han Tae Sang, intentando llenar el vacío que Kevin había dejado. Pero por más que lo intentaba aquel vacío seguía ahí.
Mi ex novio seguía intentándolo con creces, seguía regalándome flores, llevándome a cenar, haciéndome el amor apasionadamente casi a diario, pero mi corazón seguía roto. Ya nada de eso podría volver a llenarme nunca, y fue en ese justo instante cuando me di cuenta de que me había enamorado de ese cabrón.
Me sentía como una idiota, ¿cómo podía haberme enamorado de un idiota como él? Él no lo merecía en lo absoluto. Han Tae Sang tenía razón, él nunca me trataría con amor, ya lo había comprobado con creces.
Aquel día estaba especialmente triste, más de lo habitual. Pues era mi cumpleaños y Han Tae Sang había tenido que irse a Boston por trabajo, así que no tenía a nadie con quien compartir ese día. Mis amigos, por supuesto, me habían organizado una fiesta, incluso Meryem insistía en reunirnos más tarde para celebrar algo, pero no me sentía con ganas de celebrar nada, eso era todo.
Me encontraba sobre la azotea de uno de los edificios más altos de Manhattan, con mi arma en la mano, mientras miraba por el objetivo hacia el parque. Buscaba al objetivo, aquel que llevaba una sudadera gris y leía el periódico junto al banco.
Apunté hacia su pecho mientras apretaba el gatillo, pero antes de que pudiese dispararle una segunda persona entró en el plano. Esperé paciente a que se alejase, pero no parecía dispuesto a alejarse.
Guardé el rifle en el estuche, y lo cerré de golpe, mientras escuchaba como mi jefe intentaba localizar a mi compañero para que me ayudase a salir viva de allí.
Agarré la puerta justo al mismo momento en que Kevin tiraba de mí y me ocultaba detrás de ella. Me miró calmado mientras negaba con la cabeza.
Me senté sobre el suelo mientras miraba hacia abajo. Podían verse las personas allí abajo y las luces, los coches…
No tengo ni idea de que fue lo que el jefe respondió ante aquello, pero fuese lo que fuese divirtió a Kevin que se rio durante unos segundos.
Levantó las rodillas para posar sus manos sobre ellas y dejó caer su cabeza un poco, mientras el silencio seguía rodeándonos.
Miré hacia él despacio, admirando como levantaba la cabeza y volvía la vista hacia el suelo.
Las horas pasaron realmente lentas aquel día. Seguía mirando el reloj, nerviosa y las agujas apenas se movían.
Miró el reloj tranquilo y volvió a colocarse el pinganillo, para luego negar con la cabeza mirando hacia mí. Era la primera vez que me miraba.
Volvió a ponerse el pinganillo para no tener que responderme. Sé que lo hacía por eso, se había hartado de seguir dándome explicaciones.
Pero aquello no cuadraba, los rusos no se alejarían si sabían que aún estábamos allí. Salimos del edificio y fue entonces cuando sucedió.
Ivanov comenzó a dispararnos con una ametralladora, haciendo que nos escondiésemos tras un auto y que la gente comenzase a gritar y a correr despavorida. Sabía que era él, que era Ivanov, porque había reconocido el coche que estaba aparcado al otro lado de la calle.
Me di la vuelta, con el arma en la mano y en cuclillas y me dirigí hacia el otro lado del coche para luego sacar la mano y empezar a disparar.
Seguí disparando hacia nuestro agresor mientras Olivares disparaba hacia él también desde el otro lado de la calle. Iba cargado con dos pistolas y disparaba como un verdadero héroe de película.
El resto del trayecto fue un infierno para mí, no podía dejar de pensar en lo que había pasado, lloré hasta que mis lágrimas dejaron de salir, y entonces me quedé dormida sobre el regazo de mi amiga, mientras esta seguía acariciándome la cabeza, intentando transmitirme paz.Cuando Paul se detuvo frente a mi casa, Meryem le indicó que debía llevarme arriba él mismo, pues yo no estaba con fuerzas de hacerlo sola.No – le dije, cuando intentó tocarme, asustada de sentir el tacto de su piel con la mía.Sólo voy a subirte a casa – me comunicó, intentando calmarme, pero yo parecía fuera de mí.No – repetí, mientras Meryem me abrazaba con fuerza – él me encontrará si me dejas aquí – dije, totalmente horrorizada, mientras la abrazaba de nuevo.
Caminé hacia la piscina, en albornoz, me serví una copa de wiski, pero al final terminé por coger la botella y llevármela junto a la piscina. Me senté sobre una de las hamacas y comencé a beber como si no me importase nada en el mundo, tan sólo yo y la bebida. Aún no podía quitarme de la cabeza lo que me había hecho, lo vulnerable que me había sentido a causa del alcohol y de mi deseo de ser saciada.Mis lágrimas comenzaron a salir en ese justo instante, me sentía sucia, estúpida, por haber permitido que de nuevo otro hombre que no era Kevin tocase mi cuerpo, como ya había tenido que hacer con Ivanov, cuando aquel rufián me hizo suya a traición. En aquel momento David lo había hecho también.Mi rostro se tiño de negro, al deshacerse el rímel con las l&a
Me levanté con desgana, y caminé hacia la parte de arriba de la casa, pues necesitaba ponerme la ropa y alejarme de aquellos degenerados.David es un cerdo – comenzaba Meryem junto a mí, parecía que ella también se dirigía hacia la parte de arriba – pero… Monic no se queda atrás. Jamás habría pensado que Kevin se quedaría en bolas delante de todos, la verdad es que… está muy bien dotado.Reí ante sus palabras, mientras llegábamos a la puerta de mi habitación.Te veo luego.Meryem entró en su habitación, y comenzó a desnudarse, pues necesitaba darse una ducha caliente, había pasado mucho frío ahí abajo, y necesitaba entrar en calor. Aún podía imaginar las manos de Paul acariciando sus pechos cuando David le había obliga
Seguíamos allí, jugando a aquel estúpido juego. Meryem se acababa de quedar sin su vestido y ahora se tapaba los pechos con las manos, Kevin estaba en calzoncillos, David estaba vestido y con la ropa de casi todos en su poder, Monic también estaba vestida y tenía mucha ropa de todos nosotros, Paul tenía los zapatos puestos, la camisa y los calzoncillos. Y yo seguía con falda, aunque me había quitado la chaqueta de Key.Key turno tuyo – le aseguraba Monic, justo después de que la botella se detuviese apuntándole a él – Atrevimiento.¿qué quieres que haga, Monic? – Preguntó, cansado de aquel estúpido juego.Agarra los pechos de Meryem y no te detengas hasta darle placer – alegó, divertida, con malicia, provocando que él se quitase los pantalones y se los lanzase a la cara – que ag
Estábamos sentados en el borde de la piscina, mientras seguíamos bebiendo una copa tras otra, mientras los chicos jugaban a las cartas, Meryem, Monic y yo nos aburríamos bastante.¿por qué no cambiamos de juego? – Propuso Kevin al echarme una mirada y percatarse de que me aburría – algo a lo que las chicas también puedan jugar.¿Jugamos a la botella conversa? – Preguntó David, con malicia, provocando que todos le mirásemos sin comprender a lo que se refería, pues nunca había escuchado aquel juego – Hacemos rodar la botella, y cuando se detenga la persona que se encuentre más próxima a la boquilla deberá hacer una pregunta comprometida a la persona que tenga delante, justo en frente de la parte de atrás de la botella.¿qué tipo de pregunta? – quiso saber PaulAlgo
Cuando desperté a la mañana siguiente, Kevin también estaba allí, se había quedado a dormir en su habitación, y ahora me preparaba el desayuno, pues el resto de los residentes aún estaban acostados, al mismo tiempo que me contaba sobre lo que le había dicho a su madre sobre mí, aunque sin admitir aún que su novia era yo.Me reí a carcajadas al escucharle hablar sobre ello, admirando como él lo hacía también.Cambiando de tema completamente – comenzando, haciendo que le prestase atención, mientras me echaba un poco de jugo de naranja en un vaso – Paul me ha invitado a su casa de la playa este fin de semana – me informaba, mientras alzaba una ceja, sin comprender que era lo que quería decirme con aquello – Meryem también viene…Yo ya no formo parte del equipo ¿recuerdas? &nd
Último capítulo