Los medios seguían vomitando mentiras.
Aelin era ahora «una ex prometida inestable y peligrosa» según los titulares. Isabella se mostraba como la víctima en cada entrevista, mientras Leonard se pintaba como “el hombre que intentó ayudar, pero fue traicionado”.
Y sin embargo… Aelin no dijo una sola palabra.
Ni una aparición pública. Ni una publicación. Nada.
Porque estaba trabajando.
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Y en la sala de vigilancia
Darian activó los archivos cifrados y proyectó varias pantallas al mismo tiempo. Aelin, vestida de negro con el cabello recogido, observaba en silencio mientras los datos fluían.
—Tenemos acceso a los servidores de la empresa de Leonard —informó Darian—. Sus llamadas privadas, correos eliminados, pagos a medios de comunicación, manipulaciones de video…
—Quiero todo lo que los desenmascare —dijo Aelin con tono helado.
—Y lo tendrás. Pero no será inmediato.
—No necesito rapidez —respondió ella—. Necesito precisión.
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Esa noche, Aelin se infiltró en un antiguo edi