Capitulo IV AL BORDE DE LA MUERTE

En ese preciso momento José se regresa y sale corriendo en búsqueda de Marisol a ver qué había sucedido y el por qué del grito. Abre la puerta rápidamente y al entrar encuentra a Marisol tendida en piso inconsciente. Es allí donde la carga y la lleva sin perder tiempo al hospital tomando un taxi.

Al entrar al hospital ingresa a Marisol corriendo por el área de emergencia en donde de manera inmediata es asistida por el personal médico que se encontraba de guardia en el lugar, pero en eso, le dice el doctor a José

– es necesario que se retire del área de emergencia y vaya a la sala de espera mientras nosotros atendemos a la paciente.

– no, yo no pienso dejará mi esposa sola. Respondió José

– ella no está sola, está en muy buenas manos. Pero los familiares de los pacientes no pueden permanecer acá. Le agradezco y cooperé o tendré que llamar al personal de seguridad.

– de acuerdo, estaré al pendiente, doctor... Por favor no dudé en avisar si necesitan algo.

Es así como transcurren las horas y la angustia en José se hacía cada vez más desesperante sin tener noticias de Marisol.

Mientras tanto se encuentra Marlene en su apartamento, un tanto preocupada pues vio cuando José saco a Marisol cargada, pero no sabía que había sucedido y tampoco tenía su número de teléfono para contactarlo. Así que tenía que aguardar a que él volviera.

Ella ya se sentía más tranquila por todo el apoyo que estaba recibiendo de Enrique, era una ayuda con la cual ella no contaba y además muy oportuna, ya que se sentía desesperada por la presión laboral por parte de sus superiores. No tenía como agradecer todo lo que Enrique había hecho por ella.

Mientras tanto, ya se encontraba Enrique en su casa, descansando acostado en su cama, pero no dejaba de pensar en Marlene. Ella significaba para él, todo lo que un hombre pudiera desear. Era realmente hermosa, inteligente, independiente pues trabajaba y no necesitaba de alguien más para cubrir sus gastos.

Ella despertaba en Enrique la pasión y el deseo, pero él era muy inteligente y tenía que buscar una estrategia para poder lograr captar la atención de Marlene. Él estaría dispuesto a conquistarla cueste lo que cueste...

En otro espacio se encuentra José, en la sala de espera del hospital, ansioso por no recibir noticias del doctor y no saber cómo está su esposa. Cuando de pronto sale del quirófano el doctor y dice

–¿familiares de la señora Marisol?

–si, aquí estoy. Yo soy su esposo.

– bueno le tengo noticias. La señora Marisol sufrió una fuerte ACV, por lo cual aún no reacciona. Debemos esperar a que despierte. Pero su estado es muy delicado.

– Pero doctor... ¿Y en cuánto tiempo debería reaccionar? Preguntó José con angustia y la voz temblorosa.

– eso es impredecible. Tendría mucha fuerte si reacciona.

– sin embargo señor José es importante que sepa que se le está suministrando tratamiento para diluir los coágulos de sangre. Con esto debería reaccionar en algunas horas. Mientras tanto deberá esperar pacientemente y no llenarse de falsas expectativas.

– entiendo doctor. De verdad muy agradecido con usted y no todo el personal por el esfuerzo realizado. Y no se preocupe, yo me quedaré aquí esperando hasta que ella esté bien.

– ¿Ella no tiene más familiares? Preguntó el doctor.

–no, respondió José. Ella es hija única y sus padres ya murieron hace mucho. Y no ha tenido descendencia alguna.

– yo soy todo lo que ella tiene.

– bueno es lamentable, en ese caso, puede pasar usted un momento a verla pero no ex esa de 5 minutos. Luego debe salir y esperar nuevamente afuera. Advirtió el doctor.

– si desde luego doctor. Una vez más gracias por todo.

Luego sin pensarlo dos veces entra José a ver a Marisol y se sienta junto a ella, con ganas inmensas de abrazarla, pero se contiene pues no quería alterarla, tan solo se conforma con sobar suavemente su cabellera corta, mientras le dice en susurro

– mi amor, estoy aquí, no estás sola. Nunca lo vas a estar. Por favor recupérate pronto para irnos juntos nuevamente a disfrutar de nuestra casa nueva. Te amo.

En ese momento José ve como Marisol medio abre uno de sus ojos y él le dice.

–Si mi amor, vamos que tú puedes, ¡reacciona por favor!

Pero luego entra la enfermera a la sala y le dice con voz firme

– por favor señor, ya debe retirarse y dejé la paciente sola. Respondiendo él

– no, yo no me salgo de aquí. Ella es mi esposa y sé que me está escuchando. Yo estoy seguro de que puedo hacer que ella reaccione.

– por favor señor acompáñeme hasta afuera, debemos conversar seriamente.

José sale de la habitación tras la enfermera y al salir ella se voltea, mirándolo fijamente a los ojos y le dice

– señor, entiendo su angustia por el momento que está pasando, pero aquí la prioridad es la salud del paciente, y usted no está cooperando.

–pero enfermera, ¿Como así? Yo soy su esposo, y estoy seguro de que ella está feliz sabiendo que me tiene a su lado.

– señor le repito, su sola presencia la puede alterar y los daños pueden ser irreversibles. De la fuerte emoción le puede repetir la ACV o le puede dar un paro cardíaco. ¿Usted no comprende el grado de salud tan delicado en el que se encuentra su señora verdad?

– disculpe usted enfermera, tiene toda la razón, es que estoy desesperado y ya quisiera que se levantará de allí.

– este es un proceso que apenas está comenzando, no sabemos cómo reaccionara no que daños pudo causarle lo sucedido. Así que le recomiendo que vaya se eche un baño, coma algo, y busque todas las cosas necesarias para usted y ella. Esto tomará mucho tiempo.

En eso él se retira y se va a su apartamento, totalmente desesperado, con la mente nublada, no lograba poner ninguna idea en orden. Sin ánimos de nada. Pero al llegar a su casa Marlene lo escucha llegar y se asoma a la puerta.

– Hola, José, cómo está?

Él sin poder contener sus lágrimas rompe en llanto mientras le da un golpe a la pared por la impotencia de no poder hacer nada.

Ella se acerca a él, y viendo su angustia lo abraza con nostalgia para consolarlo y lograr calmarlo un poco, abrazándolo fuertemente, sobando su espalda mientras le dice en voz baja

– debes tener fuerzas José, entiendo que no es nada fácil lo que estás pasando, pero ella cuenta contigo no puedes flaquear en estos momentos.

Luego baja sus brazos y lo suelta, pero en ese instante cruzan miradas y su rostro queda tan cerca el uno del otro, que sin poder ni querer evitarlo quedan atrapados en un silencio total cruzando sus miradas.

La atracción que sentían el uno por el otro era demasiado fuerte y sin querer la cercanía los impacto más, poniéndola a ella nerviosa, con las manos temblorosas y en José la agarra por la cintura y le dice en susurro con sus ojos azules como el mar, brillantes llenos de lágrimas

– nunca pensé que en usted Marlene, quien es mi nueva vecina, encontraría un ser tan especial como lo es usted. Fíjese aquí usted apoyándome, cuando me siento más solo...

Ella aún mucho más nerviosa con sus manos puestas sobre sus hombros le responde.

– todo ha pasado demasiado rápido José, lamento mucho que estén atravesando esté mal momento. Cuente conmigo para cualquier cosa. Sé muy bien que no tienen más familia. Estoy a la orden. Mientras lo suelta rápidamente.

José no podía dejar de sentir esa fuerte atracción por ella a pesar de lo mal que se sentía por Marisol.

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