LA BIENVENIDA

CAPITULO II

Marlene se acerca a la puerta y al abrir, no sé imaginaba lo que se iba a encontrar...

– buenas tardes. ¿Señora Marlene?

Ella queda atónita antes ese cuerpo escultural que parecía tallado por los mismísimos ángeles y esos ojos azules achinados que la miraban fijamente con una hermosa sonrisa que enmarcaba el rostro de aquel catire que tocaba su puerta.

– disculpe, ¿es usted la señora Marlene? Pregunta nuevamente aquel atractivo hombre.

– sí, sí, soy yo. Responde ella titubeando con voz temblorosa.

Él se sonroja un poco, y se presenta tendiendo su mano al frente.

– ¿en que puedo ayudarle? preguntó ella.

– mucho gusto, yo soy José, su nuevo vecino de al frente. El antiguo propietario me hablo muy bien de usted, por eso he venido a presentarme.

– ah ok. Entiendo. Mucho gusto. Es un placer conocerlo. Bueno acá estamos humildemente a la orden para lo que necesiten. Respondió Marlene.

Ella estaba impactada ante el físico tan atractivo de aquel hombre, pero como siempre, fingió indiferencia, aunque hacía muchísimo tiempo atrás que nadie le había llamado la atención de tal forma. Lo que ella no imaginaba era que este apuesto hombre quedó igual de impactado ante su belleza.

Marlene era una mujer de ya 40 años, habían transcurrido algunos años luego de la muerte de esposo. De contextura delgada, pero con una hermosa silueta, con facciones muy finas lo que la hacía muy atractiva y por si fuese poco un hermoso cabello liso, largo que le daba por la cintura color castaño claro. Se caracterizaba por ser bonhomia a pesar de que la vida no había sido nada sencilla para ella.

Todos estos eran atributos que la hacían atractiva a los ojos de cualquier hombre, por lo que no le faltaban pretendientes, sin contar lo intelectual e inteligente que era. Capaz de manejar cualquier tema de conversación y desenvolverse en cualquier área, era una mujer muy bien preparada, había estudiado, contaduría, administración y actualmente educación. Además de todo lo que se refería al área de estética como peluquería, barbería, manicura y cejas. Pero esto no llenaba su ego por fortuna, pues se caracterizaba por ser una mujer muy sencilla y humilde. Por el contrario, cada día quería estudiar más y más para que sus hijas estuviesen orgullosas de ella y pudiese competir en este mercado tan reñido.

En ese momento llega una señora aún mucho mayor que ellos dos, de piel trigueña, cabello corto por los hombros, un poco subida de peso y de baja estatura, a decir verdad era muy poco atractiva, saludando

– hola, señora Marlene.

En ese instante, José toma la palabra y las presenta.

– ella es mi esposa. Dijo él

– mucho gusto. ¿Cuál es su nombre? Preguntó Marlene

– me llamo Marisol. El gusto es mío.

–¿desean pasar a tomar un poco de café?

– si claro, como negarnos a su primera invitación. Respondió Marisol

Y de esa manera comienzan a compartir, charlando todos y conociendo también a las dos niñas de Marlene quienes no tardaron en salir a saludar.

Era al fin un momento agradable en el día tan difícil que había tenido Marlene. Y aunque podía notar lo serena que se veía Marisol, no lograba comprender como un hombre tan atractivo podía estar con alguien tan distinto a él y con una diferencia de edad tan notoria. Más aún sin embargo, Marlene siempre con total naturalidad sin cometer ningún tipo de imprudencia y dándoles la bienvenida los invita a almorzar, ya que ella se disponía a preparar la comida.

Ellos sintiéndose agradados por tan buen recibimiento por parte de Marlene, entienden la buena intención. Y con gusto aceptan la invitación.

– desean quedarse para almorzar juntos y así conocernos un poco más. preguntó Marlene

– pero, no se preocupe. Si desea la puedo ayudar, pudimos notar que viene llegando de su trabajo y debe estar un poco agotada. Propone José.

– ay no, pero que pena, no... De ninguna manera. Imagínense yo invitarlos y luego ponerlos a cocinar. Respondió Marlene.

– pero no sé preocupé, eso para él no es ninguna molestia. Pues le encanta la cocina y más cuando se siente a gusto. Acotó Marisol.

Marlene se queda callada por un instante, y piensa para sus adentros “es que este hombre, además de bello también cocina” y en ese momento dice ruborizada

–de verdad me da mucha pena, tomen asiento, ya verán que no demoró nada. Y ustedes de igual forma deben estar cansados con todo eso de la mudanza.

– Está bien, entonces propongo un trato. La próxima invitación será en nuestro apartamento y cocinaré yo. ¿Qué les parece? Propuso José.

– está bien. Acepto. Respondió Marlene mientras todos se sonríen.

De esa manera comienzan a interactuar y a conocerse, entrando en un poco en confianza.

Marlene a pesar de ser una mujer de muy buenos principios y muy educada, no podía dejar de admirar el atractivo físico de aquel hombre, que incluso la lograba poner nerviosa con solo mantenerle la mirada. Mientras que por su parte, José contemplaba la belleza de ella sin entender por qué una mujer tan virtuosa estaba sola.

José, tenía años conviviendo con Marisol, por la edad de ella no habían podido tener hijos, pero el sí había tenido hijos anteriormente con dos mujeres diferentes antes de conocerla a ella.

Y así entre conversaciones amenas y una buena comida, que les permitió el deleite a los comensales dejándose halagar Marlene por su buena labor, una vez finalizado el compartir, José y Marisol regresan a su apartamento despidiéndose:

– muchísimas gracias por la invitación vecina, estuvo muy rica la comida, además de la grata compañía. Me late que nos la llevaremos muy bien. Dice Marisol.

– no fue nada. Gracias a ustedes por la gentileza de venir a conocernos. Ustedes son bienvenidos, y bueno, por acá estamos a la orden para cualquier cosa. Exclamó Marlene

Es así cómo al fin se sienta Marlene a descansar un poco de ese día tan cargado de emociones, pero sentía un extraño pálpito, era como un susto en su pecho, pero no sabía por qué.

Mientras tanto Marisol y José se encuentran en su apartamento acostados viendo la TV, pero José no deja de pensar en Marlene, su atracción hacia ella era muy fuerte, no podía creer que justamente la vecina de al frente le llamara tanto la atención y de paso se hiciera amiga de su esposa.

A pesar de pensar en cómo seducirla, pues no podía dejarla escapar, el terror de pensar que Marlene le pudiera decir algo a Marisol lo detenía de tan solo pensarlo. Pero era inevitable que sus pensamientos se escaparán hacia ella. Era demasiado fuerte la atracción.

José, era de esos hombres que no se daba por vencido hasta obtener lo que quería, aprovechándose de su físico tan atractivo. Lo que él nunca pensó que con Marlene las cosas no le saldrían como él estaba acostumbrado.

Este era un mujeriego, y su señora lo sabía, tanto así que hace apenas un par de años, ella le había descubierto una infidelidad, de la cual quedó un bebé.

Marisol en su momento muy dolida y decepcionada, pensó en separarse de él, pero dada su edad un poco avanzada pues ya tenía 54, mientras que él apenas tenía 39, decidió fingir que no le importaba y soportó su infidelidad. Todo con tal de no quedarse sola.

Esto le dio cabida a él para creer que podía hacer y deshacer a sus anchas, y Marisol simplemente se lo perdonaría. Aunque después de esa infidelidad, él le había jurado que más nunca la volvería a traicionar. Pero cómo la mayoría de los hombres machistas, al poco tiempo se les olvida lo que prometen.

Todo era cuestión de tiempo para que está historia diera un giro de 380 grados. Ni siquiera el mismísimo José, se podía imaginar lo que sucedería.

Mientras que en su apartamento se encuentra Marlene ya descansando un poco de aquel día tan duro pero no desconcertada con la diferencia entre sus vecinos, no solo era el físico, sino las edades.

Ella estaba segura de que allí había sucedido algo más, y a pesar de sentir gran atracción por José, tenía muchas preocupaciones en su cabeza como para distraer su mente en cosas irrelevantes para ella, pues lo único que le interesaba era producir dinero, y la preocupación por su empleo se agudizaba cada vez más, le daba terror quedarse desempleada sola con sus dos hijas.

Tenía que tomar cartas en el asunto, crear una nueva estrategia que le fuese funcional para remediar tal situación. Justo en ese momento recibe una llamada inesperada...

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