— Nos ha llegado la demanda de Gabriela, tu maldita mujer ¿qué piensas hacer? — se escucha la voz molesta de la amante de Emilio Lefebvre mientras sostenía los papeles en su mano observando con fiereza al hombre.
— Defendernos.
— Pensé que la estúpida de la mujer no iba a hacer nada, pero sigue siendo una maldita ¿Cómo se le ocurre demandar? Debía de quedarse callada y…
— Basta, Gabriela lo va a hacer, pero no tiene los recursos para lograr absolutamente nada, entonces es mejor que mantengas la calma, ¿estanos? Voy a hablar con ella y puede que sea muy fácil lograr que desista de esta absurda idea.
—¿Y como piensas lograrlo? — Pregunta su amante con burla.
— Los trucos del hombre nunca fallan con una mujer que conoce perfectamente — Responde Emilio con una sonrisa.
— No te quiero mucho tiempo cerca de ella Emilio — expuso con molestia la mujer.
— Tendrás que soportar si quieres seguir viviendo aquí — Fue lo único que dijo el hombre alejándose de allí, en eso su hija Susana también ha