Todos los derechos reservadosCódigo de registro: 2412290497862El cementerio estaba demasiado desolado. El invierno estaba prácticamente por terminar, pero aún se sentía bastante frío y, para colmo, comenzó a llover. Las fuertes gotas de agua dispersaron a las pocas personas que acompañaban a Mónic en el funeral de su abuelo.El señor Graison Barnes, editor y CEO por más de treinta años de la editorial Barnes, había fallecido en la cama de su habitación a consecuencia de un cáncer de pulmón que venía padeciendo desde hacía más de una década. Además, los años y el trabajo incansable que venía realizando durante toda su vida le habían pasado factura.Había construido un imperio en el ámbito de los libros. Era una de las editoriales más importantes de Europa, con sede en Edimburgo, la primera ciudad de la literatura de la Unesco y una de las ciudades más hermosas de Gran Bretaña. Allí recibía los contratos con los mejores escritores de prácticamente toda Europa y unos cuantos más de Amé
La semana de las festividades por el día de San Patricio en Dublín, había terminado.La suite del mejor hotel en aquella ciudad, estaba más que desordenada. Abrió los ojos lentamente ya que los rayos del sol de mediodía los lastimaban de verdad.El lugar era la habitación más grande del hotel, tenía una sala, barra y una cocina. Más que habitación, parecía un mini departamento.Despertó sobre la cama. Recostada a su lado derecho, estaba una chica desnuda con el cabello rubio desparramado sobre la almohada.Levantó la sabana y confirmo lo obvio, estaba desnudo, al parecer la noche anterior había estado de lujo.No podía decir lo mismo de la resaca que estaba teniendo, donde el dolor de cabeza parecía que se la iba a partir en dos.El repiqueteo de su teléfono aumentaba el dolor, buscaba el maldito aparato para hacerlo callar, pero entre todo el mugrerío que había regado no lograba encontrarlo.Salió a la pequeña sala. Sobre el sillón, estaba su mejor amigo, abrazado a dos chicas, una m
Ambos avanzaron hasta aquella habitación sombría y fría. Esa era otra razón por la que no quería la presidencia de la empresa, como aquellos espacios lo hacían sentir, aquellas paredes lo asfixiaban.Benjamín avanzó hasta sentarse detrás del gran escritorio de caoba, detrás de este, se levantaba una pared de estantería llena de libros de todo tipo.Cuando Logan era pequeño, le gustaba entrar y devorarse los libros que su padre coleccionaba. Podían ser desde novelas románticas, pasando por las de misterio, definitivamente esas eran sus favoritas, hasta de historia o enciclopedias de cualquier tema. Y simplemente no entendía la razón de su padre por la colección, si nunca lo vio leyendo uno.Hacía mucho que no practicaba aquello.Se sentó en una silla frente a su padre, su semblante era serio, sabía perfectamente lo que se avecinada, o eso creía.—No sé qué más hacer para que tengas un poco de interés en la empresa —las palabras de Benjamín salían con pesar, mientras pasaba ambas manos
En Edimburgo, las cosas no iban mucho mejor. El fallecimiento de Graison Barnes, no solo había dejado desolada y triste a una nieta que lo amaba, también había dejado a unos buitres hambrientos de dinero.Adler Barnes, era el sobrino del señor Graison, hijo de su hermano fallecido hace más de veinte años.Adler siempre había estado detrás de la pequeña fortuna del abuelo de Mónic, siempre trató de acercarse a ellos, pero con un doble interés.Cuando se aburría, se alejaba por un tiempo, o cuando lograba sacarle algo de dinero.Una semana había pasado desde el día del funeral. Mónic, se había tomado esos días para tratar de descansar, y digo tratar, porque lo menos que hizo fue eso.A los tres días, había llegado su tío Adler junto con su esposa e hija, se habían auto invitado a vivir en la gran casona de los Barnes.Mónic, no tenía cabeza para nada, ni siquiera para decirles que no podían quedarse, aunque hubiera sido definitivamente en vano intentarlo.Los había tratado de evitar tod
Para Logan, conseguir un trabajo en Londres, con las características que se desean, era más difícil que levantarse temprano en domingo después de una noche de farra.Esos eran los pensamientos de Logan, para sorpresa de todos, había estaba buscando empleo la última semana.Lo malo, era que no encontraba nada a su altura, algo merecedor de él, algo que fuera fácil y bien remunerado.Había mandado más de diez solicitudes a diferentes empresas, siempre solicitando el puesto de gerente, CEO o algún puesto de mando.Sin experiencia y con el ego hasta las nubes, todas y cada una de las solicitudes fueron rechazadas.El dinero que tenía en efectivo se le estaba agotando, el cual no era mucho, ya que papá siempre le tenía las tarjetas sin límites, así que nunca lo había necesitado.Regresó a su departamento, después de un día largo y sin éxito buscando trabajo. Estaba realmente considerando la oferta de su padre, pero no quería darle el gusto de verlo derrotado y convertirse en un títere detr
Logan se quedó observando el vaso derramado que quedó sobre la banqueta, se agachó y lo tomó. Vio el nombre de la cafetería y la buscó con la mirada, la localizó en la esquina contraria a donde él estaba y se dirigió al lugar.Mientras tanto, a la editorial BARNES entraba una Mónic furiosa.—Pero, ¿Qué te pasó? —la pequeña Vera salió de detrás de la barra de recepción, intentaba acercarse para limpiar un poco a su jefa.—Un idiota, eso fue lo que me pasó —la molestia de Mónic era más que evidente.—Dámelo, trataré de limpiarlo o lo enviaré a la tintorería para que lo limpien cuanto antes, además puedes enfermarte por lo mojada que estas.Vera era una chica muy amable, de estatura mediana y cabello corto, siempre tenía que ver hacia arriba para poder alcanzar los ojos de su jefa.Esa pequeña muchacha, era lo más parecido a una amiga para Mónic, y digo lo más parecido, porque tampoco era como que se contaran sus cosas o que salieran a pasear como amigas simplemente nunca la dejaba en lo