La espera en la editorial era realmente frustrante, estaba por rendirse y retirarse, cuando la puerta de entrada se abrió y Mónic entró ahora vestida con ropa limpia, unos pantalones blancos, blusa azul marina, y un abrigo seco, lo que realmente llamó su atención fueron los zapatos de aguja que hacían que aquella mujer realmente se viera más alta y estilizada.
¿Cómo era posible que se fijara en esos detalles? “Aquella mujer era exasperante”, aunque bastante guapa, pensaba Logan.
Era cruel y jugaba con las personas, pero también tenía unos ojos hermosos que a él le gustaban.
No podía gustarle nada de ella, necesitaba trabajar y si hacía con ella lo mismo que hacía con las demás, esto no llegaría muy lejos.
“Compórtate, no me gusta, no me gusta, no me gusta” se repetía continuamente, necesitaba sus beneficios que había perdido con su padre.
—¿Aún sigues aquí? —le preguntó Mónic en tono seco e indiferente, mientras que caminaba hasta el elevador.
Él se incorporó y la alcanzó, entrando am