En la sala de espera del hospital, se encontraba Logan, esperando noticias de Mónic.
La habían metido a urgencias y a él lo habían sacado para poder maniobrar mejor.
Estaba desesperado, no sabía nada y de lo único que tenía certeza era que ella estaba mal. Incluso él mismo lo estaba.
Necesitaba procesar aquello.
Habían presenciado un asesinato, casi dos.
Adler había ingresado justo detrás de Mónic, solamente que a él se lo habían llevado directamente a quirófano.
Después de media hora que le había parecido medio día, un médico salía para dar información.
—¿Familiares de la señorita Mónic Rossel? —preguntó el médico seriamente.
—¡Yo! —respondió Logan de inmediato, incorporándose de su asiento.
—¿Parentesco con la paciente? —la pregunta lo descolocó un poco, pero supo responder de inmediato.
—Soy su novio —el médico asintió y lo llevó un poco más alejado de la sala.
—Ella se encuentra bien, está completamente sedada. No había manera de que se tranquilizara por completo, más que esa.
Cua