—Creo que aquí el señor Stewart ya la puso al tanto de nuestra visita —aseguró Jenkins.
—Así es, me ha dicho que tienen una orden para revisar los equipos de cómputo —les confirmó.
—Sí. Perdón por hacerlo así, pero ya con avisarle media hora antes estaríamos haciendo las cosas un poco mal. Sin embargo, lo que menos quiero es que se altere, y sabía que no se negaría. Y quiero aclararle que revisaremos absolutamente todos los equipos, incluidos los que usan en las oficinas de los jefes de área —respondió el oficial.
—Por supuesto que no me negaría, y le agradezco la preocupación. Greg era un empleado querido, y me encantaría ayudar en lo que se pueda para que su muerte no quede impune. Tiene acceso libre a todos los aparatos. Puede llevarse mi portátil —agregó, entregándoles su computadora.
—Entonces, si nos disculpa, esperaremos al equipo en la planta baja —dijeron los oficiales mientras se ponían de pie y salían de la oficina con Logan detrás de ellos.
—¡Logan! —lo llamó Mónic.
Él dio