Luego de la visita de Day y Kelly, todo regresó a la “normalidad”.
El trabajo se intensificó por el tiraje del libro. Las áreas que habían estado un poco pacíficas comenzaron a trabajar a tiempo completo.
Necesitaban tener cien mil ejemplares impresos en el primer mes y otros tantos para el segundo, asegurando así las ventas.
Mónic apostaba por el libro; estaba segura de que sería un rotundo éxito y que ese tiraje se vendería en la primera semana. Sabía que era una gran inversión, pero confiaba en su instinto.
El departamento de diseño trabajaba en las portadas de otros libros y, sobre todo, en la publicidad que se lanzaría en un mes: antes del lanzamiento, durante y después de este. Durante la estadía de la autora, discutieron la traducción de la obra.
Day no estaba muy segura, pero siempre era así; después de un tiempo, terminaba cediendo a las traducciones. Mónic insistió en hacerlo desde ahora para ahorrar tiempo y lanzarlo a la par del libro en español, pero Day se negó.
Llegaron