—Solo quería pedirte que por favor no nos corras, por lo menos aun no. No sabes las que hemos pasado sin dinero, y mi padre está encaprichado en que no debemos trabajar, que nosotros pertenecemos a una clase social a la que los demás deben servir, yo no pienso como él —la muchacha agachó la mirada, se le notaba la pena ajena hacia Adler.
Ahora el semblante de Mónic era de incredulidad, ¿de verdad estaba ella diciendo la verdad? No sabía si podía confiar en ella o no, las personas como su padre podían recurrir a cualquier cosa con tal de salirse con la suya, eso no lo tenía en duda.
Pero también era cierto que ella no era su padre. En el fondo sentía que debía darle el beneficio de la duda y así lo hizo. Dejaría que se quedaran por lo menos unos días, estaría atenta a los movimientos de esa familia.
—No soy un monstruo co