Luego de tomar una aspirina, Thiago fue la habitación, Dayana se encontraba sentada a la orilla de la cama, miraba hacia el enorme ventanal de su habitación, por aquellos días su estado de ánimo era fluctuante.
En segundos podía sonreír y en otros, simplemente las lágrimas no paraban de brotar y rodar por sus mejillas.
- ¿Todo bien? -dijo Thiago al verla que no se acostaba a dormir.
Dayana limpió sus lágrimas y dijo:
- No, nada está bien, nada volverá a estar bien…
- Day, te lo dije hace un momento, llora todo lo que quieras, pero no puedes quedarte así para toda la vida… Ella ya no está y tú aún tienes un bello hijo que cuidar.
- ¿Sabías que ella y yo no nos volvimos a buscar?
- ¿Cómo?
- Sí, cuando salimos de la preparatoria, ella aún quería saber de Gabriel y yo, yo no supe cómo decirle que Gabriel la dejó porque se enteró de que ella era autista…
- ¿Él jamás se lo dijo?
- No, no se lo dijo, yo le pedí que no lo hiciera, le supliqué que no le rompiera el corazón de esa manera a Lili…