Aprovechando que todo el mundo se reuniría en casa de Luis Cedeño, Anya junto a Theo fueron al hospital.
Robert ya tenía todo armado para que ella pudiera despedirse de su abuela, pues bien sabían que ella no sobrevivirá. Según lo revisado por Theo, la mujer prácticamente moriría en cualquier momento.
Al llegar a la habitación, una bella joven de vestido negro entró y caminó hacia donde descansaba una anciana conectada a varios dispositivos que le permitían vivir.
Anya se paró a un lado de la camilla y observó a la única que en esa familia mostró un poco de compasión.
Tal como si la mujer sintiera su presencia, despertó, no podía hablar, pero sí podía verla.
Talina intentaba enlazar sus recuerdos con la joven mujer que tenía frente a ella, pero no podía. Sus ojos se le hacían conocidos, pero su rostro no le permitía dar con quién era.
Anya solo la miraba con un poco de lástima y tristeza, tomaba su mano con delicadeza y por un momento se perdió en los pocos recuerdos que un día fueron