Luis permanece dormido debido a los sedantes que le suministran para calmarlo. Mientras lo hace, el hombre sueña con Liliana.
- ¡Papito! Ven rápido, mamá, y yo estamos jugando… ¡Anda! Vamos, estamos mojándonos en el jardín…
- Liliana deja de molestar, tengo mucho trabajo. -dijo el hombre apartándose. – Catalina, ¿Por qué demonios no has supervisado a la sirvienta? Solo tú sabes que me gusta comer, no por eso eres la señora de la casa.
- Luis, solo estábamos jugando Liliana y yo, ahora mismo voy a ver que te sirvan la comida. Habías dicho que hoy no vendrás a comer.
- Ja, ahora debo avisar si vengo a mi casa, ¿Quién carajos te crees? -dijo Luis tomando por el mentón a la madre de Liliana.
- ¡Deja a mami! ¡Deja a mami!
- ¡Maldita mocosa! Otra cosa sería si hubieses sido niño… Eres solo una maldita molestia, mejor me voy, comeré fuera…
- ¡Luis!
Aquella escena se quedó grabada en la mente de Luis Cedeño, pues si buscaba en el fondo de sus recuerdos, al parecer, no había un buen recuerdo c